Monterrey

Jesús Garza: Ponzi PEPE

Recientemente el mundo cripto ha experimentado un creciente interés en una moneda meme llamada $PEPE. Esta moneda que representa a una rana, que por cierto es un símbolo de la extrema derecha en EUA, comenzó a tener rendimientos extraordinarios. De abril 17 (día de su creación) a mayo 6 (su precio máximo hasta el momento), registró un rendimiento de 6,549 por ciento. Si consideramos el precio actual el rendimiento al día de hoy es de 2,948 por ciento.

Si bien estos rendimientos resultan extraordinarios debemos analizar de dónde provienen y el modelo de negocios de ésta, y muchas otras monedas. De mayo 6 a la fecha el rendimiento ha sido negativo, específicamente de una caída de 54 por ciento. Parece ser que el interés en “invertir” en esta moneda se ha disipado. Prueba de ello es el volúmen de transacción. En abril 17 el volúmen era de 46 millones de dólares versus 2.4 mil millones de dólares en mayo 5 (un día antes de su pico) y de 294 millones hoy en día (mayo 16). En consecuencia, el market cap o nivel de capitalización se ha reducido de un pico de 1.5 mil millones de dólares en mayo 5 a solamente 653 millones de dólares en mayo 16.

Para entender este fenómeno hay que remontarse un mes atrás y observar la mercadotecnia que hubo en redes sociales para incrementar el interés de $PEPE. Utilizando a influencers y otros medios se posicionó a $PEPE como una moneda con mucho futuro incluso comparándola con Bitcoin. Obviamente los creadores o fundadores de esta moneda estuvieron involucrados. Con la emisión de esta moneda al mercado y su creciente interés (muchos hablan de una cultura sobre esta rana, yo lo llamaría culto), se elevó el precio hasta que los inversores iniciales decidieron vender sus posiciones. Esto se observa claramente con la reducción en el volumen de transacciones y por ende del market cap a partir de mayo 16.

Esta operación sigue claramente algo que llamamos esquema Ponzi. Según la definición de Ponzi de economipedia: “Un esquema ponzi es una estafa financiera en la que se pagan intereses con las propias inversiones o las de los inversores nuevos y no por medio de ganacias legítimas.” Es decir, los intereses o ganacias de los inversionistas que decidieron vender sus posiciones a partir de mayo 6 recibieron los recursos generados por los inverisonistas entrantes (nuevos).

Es importante destacar que PEPE no genera riqueza ni valor agregado alguno. Las acciones en dl marcado bursátil, por el contrario, generan bienes y servicios lo que le da valor a sus empresas y flujos de efectivo futuros. Es decir, con las acciones bursátiles se genera riqueza y rendimientos, en las monedas meme solo se distribuyen los recursos de unos inversionistas a otros.

Resulta interesante como muchos “inversionistas” ignoran esta estafa y continúan perdiendo su tiempo y dinero esperando un “milagro” que pueda incrementar el valor de la moneda y otorgarles rendimientos extraordinarios. Al final ganarán muy pocos a expensas de muchos pero con eso es suficiente para generar un culto a la moneda y esperar en vano y sin sustento alguno que suba de precio. Algunos como Don Pepe, miembro de tweeter que presume en su perfil dicha rana, confía en hacerse millonario algún día con una moneda que no produce nada ni contrinuye nada a la economía. Sería de mayor utilidad para Don Pepe utilizar sus energías y ser productivo para la economía y su sociedad, y no esperar rendimientos milagrosos.

El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA y profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido. Fue el economista en jefe para México de Itau BBA, director general adjunto de Organismos Financieros Internacionales en la SHCP e investigador en el Banco de México.

COLUMNAS ANTERIORES

Manifiestan más empresas extrajeras interés en NL
Acumula incertidumbre a negocios e inversiones la reforma judicial

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.