El movimiento de la tasa de interés, objetivo por parte del Banco de México, sirve como parteaguas para el movimiento de todas las demás tasas de interés en la economía mexicana. Dichos movimientos son propuestos por la Junta de Gobierno de Banxico para poder llevar a cabo su principal objetivo: el control de la inflación.
Actualmente, definió como objetivo permanente alcanzar una inflación anual del 3%, mismo que fue publicado en el programa Monetario 2023.
Después de la pandemia, la inflación ha sido un fenómeno latente en la economía mundial, y que ha afectado a la economía mexicana. Derivado de ello, Banxico ha elevado la tasa de interés objetivo hasta el 11.25% que tenemos hoy en día. Dicho cambio resalta cuando hace dos años, en mayo de 2021, la tasa objetivo era solo del 4.0%, esto sucede porque, recordemos que la inflación surge cuando el dinero circula rápido en el país de tal manera que, si la responsabilidad de Banxico es mantener un porcentaje de inflación nacional, la manera de controlar la inflación y para lograr ese objetivo sería incrementando la tasa de interés y posteriormente causando un efecto en la TIIE (Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio).
Aunado a la crisis de la pandemia de Covid-19 que sufrió el sector privado de nuestro país, es justamente en la recuperación de esta, cuando se comienza con el alza en la tasa de interés. Pero ¿qué tiene qué ver esta alza con la recuperación de las compañías mexicanas?
Como sabemos, muchos negocios quedaron muy dañados, principalmente las Pymes. Por ello, en el periodo de recuperación era de vital importancia el acceso al crédito para muchas de ellas y poder retomar sus operaciones nuevamente. El problema surge cuando en un periodo de dos años, la tasa de interés objetivo del 4.0% subió al 11.25%, lo cual encarece el crédito e incrementa el riesgo en las finanzas de todas las empresas con deuda, no solo para empresas PyMES.
A manera de referencia y con base a estadísticas del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), las Pymes en México son el 99.8% del total de empresas en el país, por lo que el riesgo de aquellas compañías con deuda y de no poder cumplir con sus obligaciones, se hace cada vez más latente.
Este efecto es muy similar, con lo que sucede actualmente en Estados Unidos, la inflación no baja, por lo que sus tasas de interés actualmente son altas, teniendo un impacto en México en el tipo de cambio (aumentando y disminuyendo con la oferta y demanda), siendo esta inflación del 4.9%, lo que ha ocasionado una desestabilidad económica importante impactando a las industrias del país.
La Bofa Global Research, prevé que el Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed (FOMC) aplicara otros tres incrementos en la tasa llegando al 5.5%, esto con la finalidad de obtener una desaceleración de la inflación, esperando llegar a la inflación objetiva del 2% a finales del año 2024.
Quizás nos estaremos preguntando ¿por qué mencionar lo anterior? Esto debido a que es de suma importancia llevar a cabo una buena reestructuración financiera, para lo que he definido las siguientes recomendaciones:
1.- Recurrir al crédito para proyectos relacionados con la operación de la empresa.
2.- Analizar los plazos y tasas de interés, así como la capacidad de flujo.
3.- Priorizar en liquidar los créditos más caros (sin importar el plazo).
4.- Si los pagos mensuales son muy altos, tratar de renegociar la deuda a un plazo mayor.
5.- Generar una reserva para contingencias
Cabe resaltar que no son las únicas recomendaciones, pero son las más básicas. Y aunque, las tasas de interés pueden cambiar como ya lo vimos en un periodo de dos años, es mejor tomar conciencia y prepararse financieramente, tomando como ejemplo el impacto de inflaciones en el diferencial de las tasas de interés, evitando así, el incumplimiento de los pagos de las deudas actuales que pueden ocasionar impactos importantes e irreversibles a nivel financiero en sus organizaciones.
El autor es miembro del comité Fiscal – Finanzas de Index Nuevo León.