Monterrey

Jorge Guzmán Treviño: Residuos textiles, nuevas oportunidades por la nueva moda

La tendencia implica que la industria, de acuerdo con datos de las Naciones Unidas, genere 20 por ciento de las aguas residuales globales y del 10 por ciento de las emisiones totales de carbono.

Una de las tendencias en moda es el cambio acelerado de prendas de vestir y de guardarropas por completo. Esto dado a mejores cadenas de suministro, disminución de precios de las prendas, factores demográficos y sociales. La tendencia implica que la industria textil, de acuerdo con datos de las Naciones Unidas, genere 20 por ciento de las aguas residuales globales y del 10 por ciento de las emisiones totales de carbono.

Para dimensionar esto vayamos a 1975 cuando el consumo per cápita de textiles en ropa era de 5.9 kilogramos. En 2018 el número había crecido más de un 100 por ciento a 13 kilogramos por persona. Ojo, no significa que la industria textil tenga malas prácticas en su totalidad, esta tendencia es más bien producto de la demanda de consumidores.

De acuerdo con información de Greenpeace, la contaminación que genera la producción de ropa es de aproximadamente 500 mil toneladas de microplásticos al año que llegan a los océanos. Además, se estima que 73 por ciento de las prendas producidas anualmente termina incinerada o en disposición final confinada, lo que si se hace contraviniendo las normas técnicas de disposición confinada contribuye a la polución del suelo y aire. En México, el 92% de los sitios de disposición final incumplen de una u otra manera con esta regulación técnica, pero ya hablaremos de eso en otra entrega.

En nuestro país, la industria textil y de confección es una de las más relevantes. Representa el 3.2 por ciento del PIB del sector manufacturero. Emplea a más de 640 mil personas, de sus insumos casi el 60 por ciento son nacionales y es significativamente importante en cuando menos 10 estados de la república. Todo esto con datos del INEGI publicados en Marzo 2020.

En la dimensión ambiental sin embargo, hay que destacar, según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, que tan solo en la Ciudad de México se desechan 3 mil 700 millones de toneladas de residuos textiles al año y tan sólo se recicla el uno por ciento.

Las cifras son alarmantes pero la responsabilidad no solo recae en la industria productora, sino en el deseo de consumo infinito que todos vivimos día a día. En el mundo de la ropa y de la moda: cuando el consumo baja, se crea nueva moda para impulsar un consumo sin fin y de continuar con dicho modelo de negocios, las emisiones contaminantes de la industria podrían aumentar en un 50 por ciento para el 2030.

Ante tal dinámica, se deben tomar acciones que regulen la producción textil para que tenga un mejor ciclo de vida. Por ejemplo, en la Unión Europea, como parte de su plan de acción de economía circular, se presentó el año pasado una nueva estrategia para hacer que los textiles sean más duraderos, reparables, reutilizables y reciclables, hacer frente a la moda rápida y estimular la innovación en el sector.

Dicha estrategia incluye nuevos requisitos de diseño ecológico para los productos textiles, información más clara para el consumidor, y pide a las empresas que asuman su responsabilidad y actúen para minimizar sus huellas de carbono y medioambientales

En nuestro país también hay algunas buenas iniciativas como tiendas de ropa de segunda mano o donde se fomente el reciclaje textil, también muchos emprendedores comienzan a innovar con nuevas materias primas como la piel de nopal y el henequén, con las que se producen cuero vegetal y fibra blanca.

En resumen, dada la magnitud económica, social y ambiental de la industria hay que voltear a ver casos de éxito como grandes oportunidades que están floreciendo en España, Inglaterra, Chile, Estados Unidos e incluso México con el desarrollo de zapatos, tenis y prendas a base de plásticos y desechos ya sea porque la regulación lo exige, porque las empresas encontraron el como si o por que los consumidores así lo prefieren.

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