Los últimos datos de producción industrial, ventas al menudeo e inversión han decepcionado en China lo que está provocando preocupación sobre el crecimiento potencial en el largo plazo. Los pronósticos macroeconómicos constantemente se revisan a la baja.
El auge económico chino de la década de los 2000s provocó una inversión importante en el sector de la infraestructura e inmobiliario. Mucha de esta inversión está sustentada por un nivel de endeudamiento elevado.
La reciente desaceleración de las exportaciones chinas está perjudicando al crecimiento del PIB y presionando a la liquidez del sector financiero.
El único motor de crecimiento existente es el consumo privado y la expansión futura de la economía estará muy ligada al ahorro y gasto de las familias.
Algunos economistas culpan a la reciente desaceleración económica a la pérdida de interés de la inversió privada lo cual ha provocado que la economía entre en deflación (disminución en el nivel de precios).
Si persiste la deflación la economía podría entrar en una etapa de estancamiento económico como sucedió en Japón en la década de los 90s. Los desbalances entre el consumo y la inversión provocó la famosa década perdida en Japón.
Así, algunos economistas sugieren que China difícilmente llegará a la meta de crecimiento oficial de 5 por ciento anual. Si bien, esta tasa de crecimiento sería envidiable para cualquier economía desarrollada, en un país que invierte cerca del 40 por ciento de su PIB es un resultado desalentador.
Asimismo, el estrés del sector inmobiliario, que representa un tercio de la actividad económica, le resta espacio al sector gubernamental para impulsar a la actividad económica. Algunos economistas indican que debemos acostumbrarnos a menores tasas de crecimiento en el futuro.
El impacto adverso ya se percibe en los hogares al contraer el consumo y elevar el desempleo que se ubica en 21 por ciento para los jóvenes.
El Banco Central de China ha recortado tasas de interés para estimular a la economía. Sin embargo, los recortes son pequeños para pensar en tener un impacto relevante en la actividad económica.
Además, recortes adicionales podrían desalentar flujos de capitales y depreciar al yuan, que el gobierno quiere evitar. Si China quiere recuperar sus elevadas tasas de crecimiento deberá empender reformas estructurales para elevar la importancia del consumo privado en la economía.
Ceteris paribus todo parece indicar que China experimentará un proceso de estancamiento económico similar al que vivió Japón en la década d elos 90s.
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA y profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido. Fue el economista en jefe para México de Itau BBA, director general adjunto de Organismos Financieros Internacionales en la SHCP e investigador en el Banco de México.