Esta semana, entre las múltiples noticias vinculadas al contexto políticó nacional con motivo de la selección de las candidatas a la presidencia de la república por los dos principales frentes partidistas, una nota pasó relativamente desapersivida entre el mar de otros anuncios: el aviso de que la gran obra de Tesla en Nuevo León, la famosa Gygafactory de Santa Catarina, será postergada en su realización.
Este retraso que pospone la inversión que se tenía pensado realizar en un lapso de 9 a 15 meses desde su anuncio en marzo de este año, para ahora pensarse que dicha planta estará lista hasta el año 2027, esta vinculado con temas burocráticos relativos al uso de suelo donde se planea la ubicación de dicha planta, ya que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) aún no autoriza el cambio de uso de suelo, ni los trabajos de mitigación.
En particular, fue el pasado 31 de julio del presente año que Tesla, através de su filial Tesla Manufacturing Mexico, solicitó oficialmente a la Semarnat el cambio de uso de suelo forestal de 260.8 hectáreas de vegetación desértica para la construcción de la que será considerada como la fábrica más grande del mundo de dicha empresa, la cual pretende producir un millón de autos al año cuando ésta alcance su pleno funcionamiento.
No obstante, esta solicitud no consideró los largos y lentos procesos burocráticos que habrían de enfrentarse con la respectiva autoridad federal.
Al respecto, las estimaciones más optimistas que realizó la empresa danesa Ramboll México para Tesla son que la Semarnat podría autorizar el cambio de uso de suelo en enero de 2024 y con ello empezarían a correr los 36 meses considerados para los trabajos de mitigación y edificación, por lo que se estima que la empresa comience a operar hasta el año 2027.
Es importante destacar que eso ocurre a pesar de que el terreno donde se construirá la planta y por la que está solicitando el cambio de uso de suelo está contemplado fuera de las áreas naturales protegidas de la entidad como lo son el cerro La Mota y el parque Cumbres de Monterrey.
Esta noticia es una mala señal para el estado de Nuevo León, quien durante meses y desde que se planteó la potencial llegada de Tesla (antes de su aviso oficial), había mostrado signos muy importantes de crecimiento en sus niveles de producción, inversión y empleo formal, aprovechando lo atractivo de dicha inversión para atraer otras industrias complementarias que ven a la entidad como una opción atractiva.
Y es que de acuerdo con una nota publicada por el periódico Reforma y donde cita a un proveedor chino de la empresa de Elon Musk, los atrasos en los los planes para la Gigafactory, como un efecto dominó, también postergarían el arribo de inversiones chinas para completar la cadena de proveeduria de insumos.
Para darnos una idea del tamaño del daño potencial, a finales de junio de este año, el China Late Post informó que al menos unos 20 proveedores de Tesla de aquel país ya habrían confirmado la instalación de fábricas en México.
Esta desaceleración y desajuste postergando más el periodo de arranque en el funcionamiento de la planta de Tesla tiene además un impacto esperado sobre nuevas inversiones vinculativas, que ante dicho aviso, podrían posponer sus operaciones o incluso cancelar sus proyectos.
Esto, de la mano del período de incertidumbre nacional con motivo de las elecciones presidenciales del próximo año, desaprovecharán el impetú que hasta hace poco el estado había tenido como resultado del fenómeno “nearshoring”, tema que hemos tratado en este mismo espacio en otras entregas, y podría terminar por desacelerar el crecimiento económico de la región.
Es importante destacar que el impacto de la desaseleración en la inversión también podría tener efectos a nivel nacional, pues Nuevo León se había consolidado como líder nacional en la atracción de inversión y creación de empleo.
En un artículo reciente, Eichengreen and Gupta (2016) analizan el impacto de “paradas repentinas” en la llegada de capital e inversión en diversos países y cómo este fenómeno tiene efectos tanto financieros como reales.
Si bien el efecto de la desaseleración de inversión de Tesla no es tan abrupto como los analizados en el artículo citado, lo cierto es que en el caso de los países estudiados los efectos financieros aparecen primero: la moneda se deprecia, las reservas disminuyen y los precios de las acciones caen en respuesta a las malas expectativas que genera esta caída inicial en los flujos de capital; y posteriormente esto se traduce en efectos reales donde el crecimiento del PIB y la inversión se desacelera, y como consecuencia, existe tambíen una caída en la creación de empleos.
Esperemos que los trámites administrativos necesarios para el arranque de obras no posterguen esta importante inversión, y que de la mano de las otros proyectos realizadas por el gobierno estatal, permitan crear un entorno de certeza en la región, continuando con un ambiente amigable con los negocios y que permitan seguir promoviendo la prosperidad del estado.