Monterrey

Héctor Zuno: El reto de Claudia

Son varios los desafíos que ahora les quedan por delante.

Casi tres meses después de que iniciara la gira de las corcholatas de Morena por el país, finalmente se definió, a través de encuestas, que será Claudia Sheinbaum la encargada de encabezar la defensa de la Cuarta Transformación y, por lo tanto, será la candidata del partido para las elecciones presidenciales de 2024.

Como una estrategia casi perfecta, planteada por López Obrador y los liderazgos de Morena, se definió un proceso en el que se les dio juego a todos los personajes y grupos internos del partido que quisieron competir.

Un proceso en el que pudieran caber los egos de todos y evitará hasta cierto punto que hubiera una división.

Y a reserva de lo que pronuncie Marcelo Ebrard el día que se publique esta columna, se puede percibir que el saldo no será negativo para el partido y que, aunque se planteará una fractura de su parte, ésta no sería realmente dañina, pues los demás liderazgos están alineados.

Más allá de esto, con la victoria escrita, la pregunta que ahora debe estar haciendo ruido entre Sheinbaum y su equipo, es qué sigue. Son varios los desafíos que ahora les quedan por delante y sobre ello quisiera hablar en esta columna.

En primer lugar, tienen un gran reto al interior de su mismo partido: evitar una división seria rumbo a las elecciones y durante su sexenio, si gana la presidencia.

En ese sentido, se debe reconocer que AMLO supo hacer muy bien esa tarea, por lo menos en lo que va de su sexenio. Aunque hubo secretarios, líderes, personajes y funcionarios importantes que se fueron y se volvieron críticos del gobierno, el grueso de los militantes de MORENA siempre se mantuvo leal al presidente y al movimiento.

Las divisiones son el pan de cada día en la política. Por lo tanto sería inocente creer que Morena estará absuelto de esto. La división ocurrirá tarde o temprano, lo que le queda a Claudia es saber administrarla y evitar que ésta le destruya su liderazgo.

En segundo lugar, tiene un reto hacia afuera: cautivar al voto indeciso.

Algunos analistas estiman que el voto indeciso para el 2024 será de aproximadamente de 10 millones de personas. Con este término se refieren a los ciudadanos que sí votan y que hoy en día no comulgan con la oposición, ni con el gobierno, pero que finalmente votarán por uno de los dos.

Esta cifra se deriva de algunos cálculos que se han hecho al comparar el comportamiento de los votantes en las elecciones de 2021 y 2022, con respecto a la del 2018. Realmente no se puede utilizar aún como una cifra certera, pero sí sirve para tener en cuenta que este segmento representará a varios millones de personas.

A estos votantes la oposición los necesita para aspirar a ganar, mientras que Morena los requiere para afianzar su posible victoria que, aunque se percibe como más probable, no está escrita en ningún lado.

La pregunta es cómo podrá Claudia convencerlos sin caer en un doble discurso. Al votante Morenista le tiene que decir que ella seguirá con la Cuarta Transformación, ¿podrá decirle a los indecisos qué habrá un cambio manteniendo la continuidad al mismo tiempo?

En tercer lugar, Sheinbaum tendrá que enfrentarse a un factor exógeno: un escenario electoral distinto al del 2018, cuando quedaba muy en claro que querían los votantes.

Hoy en día Claudia tendrá a su favor a un partido mucho más fuerte que el que tenía AMLO cuando ganó, pero tendrá también enfrente a una sociedad muy polarizada, en la que no queda completamente claro si son más los que quieren continuidad o los que quieren cambio.

Con un sector importante que se muestra ampliamente decepcionado con los resultados del actual gobierno, Xóchitl Gálvez le podrá decir a mucha gente que pueden esperar de ella lo que este gobierno no les dio.

Como hemos mencionado varias veces en esta columna, esta elección se tratará de refrendar al obradorismo y su movimiento o buscar una alternativa.

Las cartas están sobre la mesa y hoy con más certeza que nunca, podemos ver que las elecciones presidenciales ya empezaron. Por primera vez en nuestra historia tenemos a dos candidatas mujeres y si las cosas siguen como hasta ahora, puede que en 2024, México tenga su primera presidenta.

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