El desarrollo de largo plazo de cualquier sociedad requiere de pilares sólidos que sustenten su capacidad de generación de riqueza e igualdad en el largo plazo. Esos pilares son el capital humano de los miembros una comunidad, que fundamentalmente se define en términos de la educación y la salud de cada uno de ellos.
En este nuevo milenio, el concepto de salud ha evolucionado de la erradicación de problemas básicos vigentes como el acceso a servicios médicos básisocs, a la prevención de enfermedades degenerativas, a la atención de una nueva dimensión de bienestar que hasta hace poco no era considerada relevante, pero que con motivo de la pandemia reveló su importancia en el contexto actual y futuro: la salud mental.
La salud mental es un aspecto fundamental de la vida humana que a menudo pasa desapercibido o se minimiza en comparación con la salud física. Sin embargo, su relevancia no puede ser subestimada, ya que influye de manera significativa en nuestra calidad de vida, relaciones interpersonales, desempeño laboral y bienestar general.
La salud mental es mucho más que la ausencia de trastornos mentales; se trata de desarrollar y mantener un estado de bienestar psicológico y emocional que permita al individuo mantener su identidad de forma ordenada y saludable, siendo además parte de una comunidad.
Una mente sana nos permite afrontar los desafíos diarios con resiliencia y adaptabilidad. Cuando estamos mentalmente saludables, somos capaces de lidiar con el estrés, resolver problemas, tomar decisiones informadas y mantener una actitud positiva ante la vida. Por otro lado, cuando nuestra salud mental se ve comprometida, las tareas más simples pueden convertirse en desafíos abrumadores, afectando la productividad laboral por ejemplo.
Por otra parte, un desequilibrio en la salud mental puede conducir a problemas emocionales como la ansiedad y la depresión. Estos trastornos no solo afectan nuestra propia calidad de vida, sino que también pueden tener un impacto negativo en nuestras relaciones personales, ya que las personas que luchan con problemas de salud mental pueden tener dificultades para conectarse con los demás y expresar sus emociones de manera saludable.
En el ámbito laboral, la salud mental es un factor determinante para el rendimiento y la productividad. Los empleados que gozan de una buena salud mental son más creativos, motivados y capaces de enfrentar desafíos laborales de manera efectiva. Las organizaciones también se benefician de promover la salud mental entre sus empleados, ya que esto reduce el ausentismo y mejora el ambiente laboral, lo que a su vez aumenta la retención de talento.
Además, la importancia de la salud mental se extiende a la sociedad en su conjunto. Los trastornos mentales son una carga significativa para los sistemas de atención médica y pueden tener costos económicos considerables. La inversión en la promoción de la salud mental y la prevención de trastornos puede ayudar a reducir estos costos y mejorar la calidad de vida de la población en general.
En resumen, debemos promover la conciencia y el acceso a recursos para el cuidado de la salud mental, tanto a nivel individual como a nivel comunitario. Al hacerlo, contribuimos a construir una sociedad más saludable y equitativa, en la que todos tengan la oportunidad de prosperar.