El alza en el precio de los alimentos, gastos en atención médica, compras de tinacos o servicios relacionados y la incertidumbre de que empresas puedan descartar al estado para traer sus proyectos de inversión, son solo algunas de las secuelas que ha dejado la crisis hídrica por la que atraviesa desde hace dos años la entidad, comentó Édgar Luna Domínguez, director del Centro de Investigaciones Económicas (CIE) de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
“El tema del agua les pega a las familias de diferentes maneras, el primero es que en Nuevo León (NL) la gente no tenía tinaco, empieza a faltar el agua y las familias comienzan a ejercer un gasto significativo para comprar uno, más la instalación y todo lo relacionado. Estamos hablando que un tinaco ronda entre los 2,400 y los 4,500 pesos, dependiendo de la capacidad, más el cobro del plomero de unos mil pesos. De entrada, es un gasto significativo”, detalló Luna Domínguez.
Estimó que una familia de cuatro personas debió destinar, para apaliar esta situación, un costo inicial del 30 por ciento de su ingreso, esto sin considerar, que en algunos casos se requirieron las compras de bombas, de agua embotellada o la contratación de pipas.
De acuerdo con análisis realizados por el CIE, el precio del litro de agua embotellada, de cuando inició la crisis hídrica a agosto de este año se ha incrementado en un promedio del 30 por ciento, afectando de manera directa a las familias de menores recursos, que generalmente están en los alrededores del área metropolitana y es donde más escasea el suministro.
“Otro impacto que no vemos es que la sequía no nada más es deNL, sino se ha dado en diferentes estados y eso también encarece los precios de los alimentos (…) porque no se da la cosecha, hay menos productos como frutas, verduras y eso los encarece, o sea, también la sequía le pega a través del bolsillo con incrementos en los precios de los alimentos”, destacó.
Agregó que la productividad también baja porque, como los cortes no son programados, el trabajador en cuanto tiene suministro aprovecha la oportunidad para realizar actividades básicas del hogar sacrificando sus ratos de ocio o incluso pidiendo el día a su patrón.
“Eso (el abasto del agua) y la generación de electricidad, son los grandes temas que, si no se resuelven, van a ser un problema para el estado”, es decir, sí se está viniendo muchas empresas, sí están aprovechando, NL tiene esa característica de atraer inversión, pero, si llega un momento en que no hay agua y no hay generación de electricidad por muy buena idea que resulte venir a NL, no lo van a hacer y van a buscar otros lugares”, enfatizó.
El director del CIE de la UANL resaltó la importancia de que las compañías que lleguen al estado sean autosustentables y que, las nuevas torres de departamentos u oficinas cuenten con estrategias de reutilización y captación del agua, a fin de que no sean una carga más.
“Esos son grandes retos que se tienen que resolver ahorita y no esperar hasta que vengan todas las empresas”, puntualizó.
EL pasado 4 de octubre El Financiero publicó que el Congreso de Nuevo León aprobó una reforma a la Ley de Hacienda del Estado para que los patrones otorguen un apoyo económico hasta de 3 mil pesos a sus trabajadores en caso de crisis hídrica.
“Se pretende que a través de este apoyo, se puedan cubrir los gastos tanto directos como indirectos derivados de la obtención de agua para el hogar, además de todo lo que se requiera por concepto de agua potable”.
Además, se otorgarán estímulos fiscales para que los patrones puedan deducir este gasto del Impuesto sobre Nómina que les corresponde pagar al Estado. Asimismo, podrán restar los gastos que realicen en su domicilio fiscal, es decir, en su empresa, por el mismo concepto de la crisis hídrica. El monto máximo que pueden disminuir del impuesto es de 20 mil pesos por periodo mensual. (Con información de Edgar Rivera)