El término nearshoring se refiere a la atracción de inversión extranjera en el país debido a los conflictos geopolíticos y comerciales entre los Estados Unidos y China. Nearshoring está relacionado con la cercanía de la producción (manufacturera) del consumidor final, en este caso los Estados Unidos. México está siendo un mercado meta muy relevante para atraer inversión extranjera debido al tratado de libre comercio con EUA y Canadá (TMEC), la cercanía con EUA y la infraestructura y la mano de obra en el país.
Sin embargo, creo que el potencial y los beneficios del nearshoring no se están explotando al máximo. La inseguridad, la baja calidad del capital humano y la necesidad de mayor inversión en infraestructura, son algunos de los factores que están limitando la atracción de mayor inversión extranjera.
Si observamos los datos de inversión fija bruta y de inversión extranjera directa, México muestra un rezago importante en la región latinoamericana. Con datos de 2022, la inversión fija bruta entre el producto interno bruto (PIB) para Perú, Brasil, México, Chile y Colombia, fue de 25.4, 22.2, 21.8, 21.6 y 18.1 por ciento, respectivamente. Por otro lado, la inversión extranjera directa entre PIB para Chile, Colombia, Brasil, Perú y México, fue de 6.9, 4.9, 4.8, 4.5 y 2.8, respectivamente. Es decir, México muestra un rezago importante en la inversión productiva y la atracción de inversión extranjera en la región latinoamericana.
Así, si bien el nearshoring está beneficiando a la economía nacional y será el motor de crecmiento en el futuro, el país no está aprovechando las ventajas competitivas que tiene. No solamente México muestra un rezago comparado con sus pares lationamericanos sino con otros países del sur de Asia. Pareciera que el nearshoring está beneficiando más a esa región que experimentará tasas de crecimiento envidiables en el futuro próximo.
Para detonar el crecimiento potencial y aprovechar al máximo el nearshoring el gobierno federal debe privilegiar la inversión productiva, sobre todo de infraestructura, para satisfacer las necesidades energéticas y de recursos para las empresas y la población. Además, debe de elevar la inversión en educación para aumentar la cantidad de profesonistas y calidad de la educación. Desafortunadamente, parece que no es una prioridad para el gobierno. Se gasta más en transferencias sociales que en el conjunto de educación y salud (según la SHCP datos de enero a agosto de 2023).
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA y profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido. Fue el economista en jefe para México de Itau BBA, director general adjunto de Organismos Financieros Internacionales en la SHCP e investigador en el Banco de México.