A principios de semana, en los principales medios de comunicación, se dio a conocer un comunicado del Servicio de Administración Tributaria (SAT), donde se informó que la recaudación de impuestos acumulada al mes de octubre del presente año, alcanzó los $3.7 millones de millones de pesos, lo que representaba un aumento de $522.4 miles de millones de pesos con relación al monto recaudado durante el mismo periodo del año pasado, y un crecimiento real del 10.2 por ciento.
Al respecto, el primer comentario es en el sentido de que definitivamente, (como lo argumentaba en una nota anterior) NO se necesita ninguna reforma impositiva para el siguiente sexenio, ya que la recaudación de impuestos en esta administración, ha reportado un crecimiento real que supera en más de dos veces al crecimiento real de la economía, lo que corrobora mi posición en el sentido de que el problema del preocupante déficit fiscal que se reporta, NO proviene de una insuficiencia de ingresos, sino de un importante y desproporcional incremento en el gasto, el cual hay que reducir de manera urgente.
Por otro lado, es importante señalar que más de la mitad de los mayores impuestos recaudados este año, provienen del IEPS federal a las gasolinas, cuya recaudación el año pasado, fue NEGATIVA en más de cien mil millones de pesos, y ahora, al casi eliminarse el estímulo fiscal a los combustibles, la recaudación está siendo positiva y ya supera, al mes de septiembre, los $165 mil millones de pesos.
En este contexto, la caída en la recaudación del IVA, la cual mantiene un crecimiento negativo de casi 5% real, se diluye y se compensa con la mayor recaudación de otros impuestos.
Bueno, pues hasta aquí las buenas noticias del reporte del SAT, ya que si se compara esta recaudación obtenida al mes de octubre, contra la proyectada y calendarizada por nuestras autoridades hacendarias, los ingresos por impuestos se quedan cortos en más de $123 mil millones de pesos, minusvalía que es aún mayor, si se consideran los menores ingresos petroleros que están recibiendo tanto Pemex, como el Gobierno Federal.
El problema entonces, es que la Secretaría de Hacienda elaboró una muy alegre proyección de ingresos (por no decir deficiente), para este año, mismos recursos que se etiquetaron para propósitos de gasto en el correspondiente Presupuesto de Egresos de la Federación, y al no materializarse estos ingresos, solo hay dos caminos, o se recorta el gasto de conformidad con los menores ingresos, o se coloca más deuda pública para cumplir con el gasto aprobado por los Diputados.
De tal suerte, la recaudación de impuestos sí va en aumento, aunque gracias principalmente a la recuperación del IEPS federal a las gasolinas, pero al mismo tiempo los ingresos tributarios están por debajo de lo proyectado y calendarizado por nuestras autoridades hacendarias, sin alcanzar el nivel de recaudación esperado, y al mes de octubre presentan una minusvalía de $123 mil millones de pesos.
Considerando la totalidad de los ingresos presupuestarios, si bien las estimaciones de cierre que esperan nuestras autoridades, las presentan inferiores a los aprobados, en unos $186 mil millones de pesos, es casi seguro que la minusvalía en ingresos presupuestarios será mucho mayor, ya que los ingresos petroleros reportados al mes de septiembre, son inferiores en $214 mil millones de pesos a los programados, y ya es muy difícil que tengan una mejoría importante para el resto del año.
De tal suerte, no tan solo los ingresos tributarios están registrando niveles inferiores a los proyectados, sino también los ingresos petroleros, por lo que la minusvalía en ingresos presupuestarios se estima pueda superar los $300 mil millones de pesos para este año, $114 mil millones de pesos más a los estimados por nuestras autoridades.
Y todavía, aún con este desfavorable escenario de cierre para 2023, se elabora un presupuesto expansivo para 2024, que desborda los requerimientos financieros a niveles del 5.4% del PIB, casi el doble del 3% máximo sugerido por los organismos financieros internacionales, y se solicita autorización al Congreso (que ya se aprobó) para colocar más deuda por $2.5 millones de millones de pesos para el siguiente año, equivalentes al 7.3% del PIB, simplemente inaudito e ilegal a todas luces.
