Monterrey

Jorge O. Moreno: La formación del capital humano en los jóvenes economistas

Más allá del aprendizaje.

El pasado 29 de noviembre se realizó en la Ciudad de México la enterga del 71o Premio Citibanamex de Economía, destacando en dicha ceremonia el reconocimiento a Jacqueline Hernández Martínez, egresada de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León, como Primer Lugar en la Categoría a la Mejor Tesis de Licenciatura.

En la larga lista de distinguidos científicos economistas galardonados de este certamen, el más importante en su categoría a nivel nacional, Hernández es la primera mujer egresada de la UANL que obtiene dicho reconocimiento. En esta columna comentaré el desarrollo de dicho trabajo y los principales resultados del cual tuve la oportunidad de conocer de primera mano al fungir como Director de Tesis durante su elaboración.

A finales de 2019, Jacqueline, siendo aún estudiante de licenciatura, decidió comunicarme que buscaría la titulación por tesis, y me invitó a fungir como director de la misma, distinción que con gusto acepté. Así que como primer tarea, durante esas vacaciones de invierno, ella comenzó a explorar temas que eran de su interés para investigar, manteniendo una agenda abierta a cualquier tema social relevante.

En enero de 2020, antes de la pandemia, Jacqueline y yo tuvimos una nueva reunión en dónde entre los diferentes intereses mostrados por ella, un tema destacaba en la conversación: el alto número de casos de suicidios en jóvenes universitarios mostrados en prensa, particularmente en estudiantes de economía de universidades que destacan nacionalmente por su alto nivel de exigencia. De manera natural, las preguntas que surgieron de ella en esa reunión fueron: “¿qué tan importante son los niveles de estrés, ansiedad y depresión en estudiantes universitarios? Y, ¿pueden éstos determinar los resultados académicos de forma significativa, en qué dirección, y difieren entre sexos?

De esta forma, con preguntas tan interesantes en mano, se tuvo una reunión inmediata con la Lic. Brenda Medina Soto, psicóloga en jefe del departamento correspondiente en la Facultad de Economía, para intercambiar ideas sobre cuáles instrumentos son necesarios y cómo se podría realizar un estudio de dicha naturaleza, teniendo en cuenta un marco poblacional muy particular: los estudiantes de la propia facultad.

De una serie de reuniones posteriores, se definieron los instrumentos y cuestionarios adecuados para medir científicamente la sintomatología de salud mental objetivo de acuerdo a criterios empleados por los psicólogos, el marco estadístico muestral relevante, y los distintos alcances y objetivos del trabajo de campo para dar forma a la tesis.

Y, llegó marzo de 2020, la pandemia por COVID-19, y el cierre de actividades universitarias.

Sin embargo, estos nuevos obstáculos y la transición emergente hacia la educación virtual durante la pandemia, en lugar de desmotivar o dar por terminado el proyecto, exacerbó su importancia al elevarse la percepción de dichos síntomas de salud mental en los jóvenes estudiantes. Por tanto, con la autorización correspondiente y el apoyo de las máximas autoridades de la propia Facultad, se comenzó una estrategia de levantamiento, que permitiera recuperar la información pertinente para, posteriormente, armar una base maestra de información que permitiera probar las hipótesis correspondientes respondiendo a las preguntas de investigación originalmente planteadas.

Así, durante todo 2020, y gracias al apoyo de la Lic. Medina Soto quien fungió como autoridad neutra en los distintos levantamientos para garantizar el anonimato de la información compilada de cada estudiante que participó previo consentimiento informado firmado, se realizaron los levantamientos virtuales y la validación estadística de los diferentes instrumentos implemetados en la muestra aleatoria seleccionada. Para este fin se eligió un diseño aleatorio estratificado en conglomerados de generación y sexo, misma que llegó a representar casi 85 a 90 por ciento de la población total de la facultad con un total de 350 participantes, con una participación completa de los individuos seleccionados.

Sin embargo, el trabajo de análisis apenas comenzaba, pues si bien la tesis ya había hecho contribuciones importantes en el campo de la economía más allá de lo que se espera de una estudiante de licenciatura al preparar un experimento desde el diseño muestral y selección y validación de instrumentos, era necesario un método econométrico que permitira romper la “endogeneidad” (por causalidad mutua) entre calificaciones y niveles de ansiedad, depresión y estrés, para probar la significancia, signo, y magnitud de los efectos hipotetizados entre sintomatología y resultados académicos.

De esta forma, entre las opciones estudiadas (muchas de ellas simples pues jamás se habian empleado en los datos ahora disponibles, pero incompletas ante los retos específicos del estudio), se seleccionó como mejor alternativa el método de identificación de cargas factoriales en la producción de capital humano desarrollado por Flavio Cunha (Rice University), James Heckman (University of Chicago, Premio Nobel 2000), y Susanne Schennach (Brown University), trabajo galardonado con la prestigiosa “Frisch Medal” de la Econometric Society al mejor artículo publicado por la revista Econométrica, en el año 2014.

Empleando esta metodología, los resultados dieron luz sobre la formación de capital humano de los jóvenes economistas y la vinculación entre aprendizaje, resultados académicos y salud mental, usando el enfoque de producción de capital humano originalmente propuesto por Gary Becker (Premio Nobel 1992, fallecido en 2014).

En particular, los resultados finales mostraron que, controlando por las distintas fuentes de endogeneidad en la producción de aprendizaje, las jóvenes estudiantes mujeres son más propensas a presentar síntomas de estrés, ansiedad y depresión relativamente a sus compañeros hombres de la misma edad y generación. Sin embargo, la forma de procesar estos síntomas permite a las mujeres alcanzar mejores calificaciones, esto es, ser más productivas académicamente, aún en entornos adversos o de alto estrés, mientras que por contraparte, a los hombres esta sintomatología no afecta su desempeño académico observado.

Estos sorprendentes resultados son fundamentales para mostrar cómo, por ejemplo, las diferencias de habilidades psicoemocionales entre sexos podrían jugar un papel fundamental en determinar la heterogeneidad que observamos en las tasas de ocupación entre mujeres y hombres, donde deberíamos esperar que en trabajos donde se requiere confrontar ambientes socioemocionales adversos la contratación de personal femenino debería ser superior a la de hombres e incrementarse en el tiempo, mostrando mejores salarios y reduciendo así la brecha de género observada en el mercado laboral.

La identificación de la importancia de la salud mental en el nivel de bienestar y cómo ésta define la formación universitaria de aquellos jóvenes que tienen la oportunidad de estudiar tiene múltiples dimensiones y enfoques de estudio, por lo que haber contribuido a su análisis utilizando a la ciencia económica definitivamente constituye una gran aportación científica de este trabajo.

Las implicaciones de los resultados de este gran trabajo de invesigación son guía para el desarrollo de políticas educativas y públicas efectivas, éticas, y focalizadas a nuestra juventud y su entorno actual, mostrando cómo el interés de los jóvenes por aprender y cambiar el mundo, siguen siendo fuente importante de inspiración para transformar nuestra realidad, utilizando la ciencia para responder una pregunta a la vez.

Finalmente, apreciable lector, agradezco su tiempo y deseo que este nuevo año 2024 traiga a su vida paz, armonía y serenidad para tomar las mejores decisiones, y concretar todos sus proyectos.

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