Este tema se ha vuelto de actualidad, a raíz de una serie de artículos publicados por Aristegui Noticias, donde en su última entrega el día de ayer, se hablaba de que mil 200 millones de dólares provenientes de la colocación de los 6 mil millones de dólares en bonos en los mercados internacionales, habían sido utilizados por el Gobierno Federal para la construcción del tren maya, en lugar de aplicarlos a reducir el saldo insoluto de los bonos colocados.
Según la investigación, estos recursos se habrían transferido del fideicomiso 80726, constituido específicamente para concentrar los recursos y ministrar los pagos para la construcción del nuevo aeropuerto, hacia la Tesorería de la Federación, por concepto de cancelación de concesión, y de ahí se habría transferido a la construcción del tren maya.
Bueno, la verdad es que los recursos obtenidos por la colocación de bonos en el extranjero, los usó el fideicomiso colocador de la deuda, para pagarle a AICM y Grupo Aeroportuario la cesión onerosa de derechos de cobro del TUA, a favor del fideicomiso 80460, según consta en el contrato firmado entre estas empresas y Nafinsa, en su calidad de agente fiduciario del referido fideicomiso.
Es decir, los recursos obtenidos por las colocaciones, no se destinaron directamente a la construcción del nuevo aeropuerto, sino para el pago a AICM de la cesión de derechos de cobro del TUA.
Posteriormente, AICM utiliza este dinero para pagarle al Gobierno Federal aprovechamientos por las concesiones otorgadas, y se registran como ingresos no tributarios del Gobierno Federal, sumándose a todos los demás ingresos propios del Gobierno.
Una vez que el Gobierno Federal tiene en sus disponibilidades estos recursos provenientes originalmente de los bonos colocados en el extranjero, procede a transferirle recursos a AICM por concepto de aportaciones de capital, incluyendo también recursos presupuestales, para que esté en posibilidades de invertir en la construcción del nuevo aeropuerto.
Finalmente, AICM transfiere estos recursos al fideicomiso público 80726, para que sean aplicados a la construcción del nuevo aeropuerto, sin embargo, estas aportaciones no se pueden identificar como recursos extranjeros provenientes de la colocación de bonos, ya que esta inversión contemplaba también recursos propios, incluso de manera mayoritaria, en más del 50% de la inversión total.
Es decir, AICM estuvo transfiriendo recursos al fideicomiso 80726, provenientes no solo de los recursos obtenidos en el extranjero, siguiendo la ruta ya descrita, sino también de recursos gubernamentales presupuestales, de aquí que la propia Auditoría Superior de la Federación, en uno de sus reportes, reconoce que le es imposible identificar el porcentaje de recursos extranjeros invertidos en las obras del nuevo aeropuerto, ya que al ingresar el dinero al fideicomiso 80726, no se detallaba el origen de los mismos.
De tal suerte, no es posible afirmar que la transferencia hecha a la Tesofe por el citado fideicomiso, por el equivalente a mil 200 millones de dólares, provino realmente de recursos extranjeros, pues en el fideicomiso había también recursos presupuestales, y segundo, tampoco se puede afirmar que la posterior transferencia de la Tesofe al tren maya, específicamente se haya hecho con estos recursos y no con otros ingresos.
De hecho, al oficializarse la cancelación del proyecto, se recompraron parte de las emisiones hechas, y se redujo la deuda en mil 800 millones de dólares, pasando de 6 mil a 4 mil 800 millones de dólares, utilizando precisamente los recursos disponibles en el fideicomiso 80726.
Este diciembre pasado, con los recursos depositados en el fideicomiso 2172 de garantía y de pago, provenientes del cobro de TUA, se ofreció recomprar hasta $993 millones de dólares de los bonos, pero solo se aceptó la oferta por $482 millones de dólares, lo que revela que no hay mucho apetito por deshacerse de estas emisiones.
Las emisiones en el mercado, son ya de solo 3 mil 718 millones de dólares, y el mayor vencimiento se tiene programado para dentro de 23 años, en 2047.
Revisando la cuenta pública de AICM para 2022, se tiene que ya volvió a reportar utilidades, por un monto de 824 millones de pesos, y del TUA transferido al fideicomiso 2172 por 11 mil 543 millones de pesos, obtuvo de regreso 802 millones de pesos, una vez pagados los intereses y constituido la reserva para pago de principal, quedando atrás los ejercicios con pérdidas, originados por la pandemia.
Es evidente que si el Gobierno Federal absorbe la deuda remanente, de 3 mil 718 millones de dólares, (un pelo de gato para el monto adeudado actualmente) y se les paga a los inversionistas extranjeros, se liberaría la cesión de derechos de cobro del TUA y pasaría de nuevo a ser propiedad del AICM, y si ya no se manda al fideicomiso el TUA cobrado, sus ingresos propios aumentarían en más de 13 mil millones de pesos estimados para este año, disparando la utilidad a unos 14 mil millones de pesos.
Sin duda, esto permitiría no solo poder reducir el cobro de TUA en el AICM, y dejar de ser el más caro del mundo, sino también liberaría los recursos suficientes para remodelar e invertir en las 2 terminales, ya que se han dejado sin atender en estos últimos años de astringencia financiera, y también se dejarían de ocupar las transferencias presupuestarias al AICM, que en este año se fijaron en 1.5 mmp.
En este escenario, donde el AICM ya gana dinero nuevamente, se podría incluso aumentar el pago del aprovechamiento para que en el largo plazo se pague la asunción de pasivo, y no le cueste al Gobierno Federal.
Sin embargo, conseguir que el AIFA despegue, se ha convertido en una verdadera obsesión para el presidente, y la medida de restringir el número de operaciones por hora permitidos en el AICM, de 61 a 52, y posteriormente a 43, para conseguir que una mayor cantidad de vuelos se pase al AIFA, afecta los ingresos por TUA, lo que ha ocasionado que el AICM haya decidido aumentar los otros cobros que realiza a las aerolíneas, por aterrizajes, uso de plataformas, pernocta y revisión a pasajeros, en un promedio de 77 por ciento.
Sin duda, el AIFA es la piedra en el zapato que dificulta el rescate del AICM, aunque ahora, estando ya administrado por la Marina, ésta pueda conseguir que el aeropuerto sea liberado de esta deuda y retome el vuelo.