Como era de esperarse, en año de elecciones, el gasto presupuestal y en particular el del gobierno federal, iniciaron el año con un aumento importante en su monto erogado durante el mes de enero, a pesar del casi nulo incremento en los ingresos presupuestales que se registró en el primer mes del año, lo que elevó el déficit presupuestal en más de diez veces, pasando de menos $15.0 mmp durante el mes de enero del año pasado, a menos $152.7 mmp en enero de este año, un aumento de 1,018% que en pesos fue de $137.7 mmp, donde el 95% de ese incremento lo explica el mayor déficit del gobierno federal, el cual aumentó en $130.3 mmp.
El disparo en el gasto programable del gobierno federal, obedeció principalmente al fuerte aumento en el gasto en el rubro de bienestar, el cual casi se duplicó y pasó de $54.1 mmp en enero del año pasado, a $105.3 mmp en enero de este año, y explica más del 50% del aumento en el gasto programable del gobierno federal, aumento que aún no considera el pago doble que se realizó durante el mes de febrero en la pensión de los adultos mayores, por lo que sería interesante conocer precisamente en qué rubros de gasto se erogó casi el doble de lo gastado el año pasado.
Otro rubro de gasto que aumentó de manera importante, fue el de la secretaría de energía, pasando de casi cero pesos erogados el año pasado, a $22.6 mmp, en enero de este año, los cuales se transfirieron como apoyos financieros a Pemex, que curiosamente durante el mes de enero, reporta un gasto negativo en el rubro de intereses de su deuda, por menos $4.2 mmp, porque en el rubro de intereses de su deuda interna, registra un pago negativo de intereses por menos $20.9 mmp, lo cual es sumamente difícil de explicar, ya que esto implica que tuvo ingresos por el cobro de intereses (por sus inversiones financieras) superior en ese monto al pago que realizó a sus acreedores, sin duda, una píldora difícil de tragar.
No cabe duda que esta administración ha salido particularmente ingeniosa e innovadora en materia de registros contables, y es una caja de pandora que nos sorprende constantemente.
En resumen, el gobierno federal registró un aumento en su gasto neto total de 24.5% en términos reales durante el mes de enero de este año, cuando sus ingresos propios solo aumentaron en un 4.5%, apuntalados principalmente por el mayor IEPS a las gasolinas, ya que la recaudación de ISR se redujo en 1.2% en términos reales en el mes de enero, mientras que la del IVA cayó en un 3.8% en términos reales, la cual, al final del año pasado, como lo apunté en una de mis notas, la aumentaron de manera artificial, apretando fuertemente las devoluciones, situación que no puede prolongarse por mucho tiempo.
Si consideramos, como ya se comentó, que en el mes de febrero se realizaron pagos dobles (por dos bimestres) en las pensiones a adultos mayores, es de esperar que los resultados financieros del sector público presupuestal al mes de febrero se sigan deteriorando aún más, y todo apunta a que el déficit anual será incluso mayor al contemplado en el paquete económico para este año.
A este ritmo de gasto, tal parece que pretenden agotar el presupuesto anual en los nueve meses que les queda del sexenio, ya que la nueva administración tomará posesión el 1 de Octubre, y les tocará el cierre más complicado en materia de finanzas públicas, que se puedan imaginar.
Sin duda, la Secretaría de Hacienda no ha podido poner un alto al Ejecutivo Federal, y constreñir el gasto a montos acordes a los ingresos propios y a un financiamiento mesurado, ya que los crecientes déficits han tenido que ser financiados con mayores colocaciones de deuda, al grado de que al final de esta administración, el 40% del saldo que dejarán de deuda pública, va a ser deuda nueva, contratada por esta administración, dejando el 60% restante a todas las administraciones pasadas, aunque usted no lo crea.
