En los últimos años, México se ha convertido en un país atractivo para desarrollar el nearshoring. Por ejemplo, su posición geográfica le otorga ventajas para atraer este tipo de inversiones. Aunque culturalmente es una nación latinoamericana, en términos prácticos México es un país norteamericano desde una perspectiva económica.
Ser vecino inmediato de Estados Unidos, la principal economía global del mundo, y formar parte del T-MEC han hecho que otros países se interesen en instalar en territorio mexicano algunos procesos productivos de sus empresas. Este rasgo geográfico le imprime una fuerza de atracción poderosa para recibir estos flujos de capital.
Otras variables también le imprimen ventajas a México para incrementar el nearshoring en la economía nacional. Muchas empresas buscan invertir en el país debido a su relativa estabilidad política; su amplia mano de obra calificada, sus modernas instalaciones industriales ubicadas en el centro del país y cercanas a la frontera; y, asimismo, por sus facilidades administrativas y un marco legal favorable para la inversión extranjera. Además, la inestabilidad política en otras regiones le otorga a México ventajas para recibir este tipo de flujos.
El nearshoring no es un fenómeno nuevo. Desde hace varios años, empresas estadounidenses han invertido en México porque ello les representa mayores márgenes de ganancias. Desde los años sesenta del siglo pasado, varias maquiladoras se establecieron en la zona fronteriza del país para el ensamblaje de productos que regresaban a Estados Unidos para su proceso final. Sin embargo, algunos políticos estadounidenses han propuesto medidas para evitar que sus empresas se instalen en otras naciones.
La idea es fomentar la creación del empleo en su propio país. Sin embargo, después de la pandemia del Covid-19 y en el marco de una guerra comercial entre China y Estados Unidos, el fenómeno del nearshoring empezó a tomar fuerza. Para México, esta tendencia representa una oportunidad importante para fortalecer su economía e insertarse en la dinámica comercial global.
El nearshoring implica una estrategia para transferir algunos procesos productivos a países o regiones cercanas. Esta tendencia representa una relocalización de los centros de producción y el fomento de las cadenas de valor.
Para México, esta actividad representa importantes oportunidades. Por ejemplo, puede ser un factor relevante para la creación de empleos y el impulso a crecimiento del PIB. Existen algunos estados de la República que poseen ventajas para la atracción de este tipo de inversiones, como son Nuevo León, Baja California, Chihuahua, Sonora, Guanajuato, Jalisco, Querétaro, entre otros.
El reto es que estos gobiernos locales puedan establecer estrategias efectivas para garantizar un mayor flujo de capital. Por ejemplo, es importante dar a conocer las facilidades que tienen para la instalación de este tipo de industria. Asimismo, es necesario disminuir la inseguridad que prevalece en algunos lugares puesto que este factor puede determinar el éxito o fracaso de la estrategia.
En México, los empresarios y las universidades también deben establecer propuestas para facilitar el nearshoring. Los primeros deben generar vínculos con sus pares para abrir la posibilidad de inversiones mixtas. Los segundos deben realizar investigaciones que identifiquen las fortalezas y debilidades que tiene México para atraer este tipo de inversiones. A nivel federal, el gobierno también debe contribuir al impulso de esta actividad.
Ahora que el país se encuentra en proceso electoral, los candidatos deben hacer propuestas concretas y hacer visibles las estrategias que implementarían para captar estos flujos. Para finales de la década de los veinte e inicios de los treinta, el nearshoring se puede convertir en una variable fundamental para la promoción de empleos y el crecimiento económico del país.
El autor es profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Es doctor en Estudios Internacionales por la Universidad de Miami. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT y es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.