Este 2024 será un año de estabilización y ajustes internos en la agricultura protegida para posteriormente dar paso, en 2025, a una nueva ola de crecimiento en donde se verán inversiones por parte de los actores que ya están presentes en este sector, e incluso, de nuevos jugadores, y esta oportunidad se puede dar también en Nuevo León (NL), dijo Oscar Woltman, consultor de Greentech Americas.
“Al estar (NL) cerca de Estados Unidos y el clima no es malo para poner agricultura protegida, si podría ser lugar en donde crezca esta agricultura”, indicó el especialista.
Si bien, este tipo de cultivo tradicionalmente se ha centrado en jitomate, pepino, pimiento morrón, chiles jalapeño, serrano y habanero, papaya, melón, calabacita, berenjena, frambuesa, berries y zarzamoras, también los naranjeros y manzaneros pueden proteger sus cultivos con malla retráctil como ya hay casos de productores de manzana en Chihuahua, refirió.
“Yo si veo que para el próximo año va haber un crecimiento, no fuera de serie, pero si ya se está viendo un horizonte positivo para las inversiones, el mercado está creciendo un poquito cada vez y si entras a este mercado hay lugar para crecer como nuevo”, señaló Woltman.
La agricultura protegida es aquella que pone una protección a las plantas para minimizar los efectos del calor, viento, lluvia y frío, así como de animales y plagas, usando un plástico, vidrio o malla sombra, haciendo que su rendimiento sea mayor, explicó.
El también miembro de la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida, dijo que una planta de tomate que se siembra en campo abierto produce de 6 a 9 kilos por metro cuadrado, y en un invernadero es de 50 a 80 kilos, en tanto, el pimiento morrón en campo abierto rinde de 2 a 4 kilos y en invernadero de 25 a 35 kilos.
“Yo hablé una vez con una empresa que producía cereza, tenía un sistema retráctil con un techo que se abría de día y se cerraba de noche y con eso sus cerezas maduraban de 3 a 4 semanas antes que toda la competencia, entonces entraba al mercado y ponía el precio y lo que ganaba en ese mes le daba para todo el año”, comentó.
Woltman indicó que el nearshoring en algo tiene que ver en la nueva ola de demandas que está enfrentando la agricultura protegida y que son de tipo ambiental, climatológicas y de huella hídrica.
“Esos temas están generando una segunda ola de nuevas tecnologías, de nueva inversión extranjera, porque se están dando cuenta que si no nos modernizamos y actualizamos vamos a tener problemas, y sí estamos viendo en la agricultura una segunda demanda de nuevas tecnologías y de inversión extranjera”, afirmó el consultor.
Estimó que en NL hay de 200 a 300 hectáreas de agricultura protegida y que la inversión para un invernadero de alta tecnología es de 25 millones de pesos por hectárea.
Recordó que hace 25 años había aproximadamente 4 mil hectáreas de agricultura protegida en el país, y hoy, sumando invernaderos protegidos, mallas y macro túneles, son en total 60 mil hectáreas.