Monterrey

Carlos Scheel: Innovación de la innovación

Cambiando el futuro.

Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”. G.L Lampedusa.

En las últimas décadas han ocurrido más innovaciones tecnológicas que en cualquier otra época de la humanidad; sin embargo, nunca habíamos estado tan endeudados, ni tan contaminados y sedientos y con tan altas temperaturas, tan esclavizados de las maquinas, ni tan limitados de nuestras libertades y privacidad, como lo estamos ahora.

Después de la Segunda gran guerra, el poder se concentró en un “orden militar” (principalmente de los EEUU), y más tarde en los 70´s comenzó el “orden económico” a tener preponderancia con el arranque del mercado chino anteponiéndose a las tendencias de sus tradiciones políticas. Hoy vemos que el “orden digital” se está imponiendo, siendo manejado por las empresas tecnológicas. Hoy se está polarizando el mundo alrededor de los poderosos tecnólogos y sus ocurrencias.

El éxito de la manufactura China, bajo la influencia de Nixon y un grupo de empresarios, inició el establecimiento de empresas norteamericanas bajo condiciones Chinas y emplear a millones de personas, principalmente de zonas rurales, para ensamblar la fuerza de manufactura más grande que se ha conocido, rompiendo con un paradigma fundamental del partido comunista al poner a competir sus empresas con estándares internacionales, con lo que pudo crecer más rápido que sus contrapartes capitalistas, debido a lo barato de su manufactura, a su planeación de muy largo plazo, no en términos electorales, y a sus directrices gubernamentales unipartidarias.

Este modelo de crecimiento económico se debe rediseñar, ya que está lejos de ser limpio con el medio ambiente y equitativo con sus ciudadanos.

Otro caso es India. Decidió enfocarse en tecnologías de información para emplear a los miles de ingenieros de software formados en sus institutos y dar lugar a la fuerza de servicios de informática más preparada y numerosa de la tierra, concentrada en ciudades como Bangalore, que lograron crecer económicamente, pero han centrado su riqueza en unos pocos, mientras que el resto de la ciudad vive en gran pobreza e insalubridad. Este modelo económico debe de rediseñarse, para distribuir adecuadamente la riqueza.

Lo que ocurrió en Inglaterra, con el inicio de la mecanización de la industria textil a fines de los 1500`s, comenzó a desplazar a las costureras por las máquinas, lo cual fue duramente criticado por la reina Elizabeth I, declarando que el “gran desastre social que produciría la máquina de coser al quitarle el trabajo a los cientos de tejedoras que vivián en el reino, no se podía permitir”. Algo sabía ella del efecto del crecimiento de la productividad sobre el desequilibrio social. En este caso, la innovación se tardó en tener éxito por mucho tiempo debido al posible efecto negativo sobre el tejido social.

Estos países hicieron fuertes cambios en sus estructuras políticas que les han dado grandes beneficios económicos, pero hoy, bajo la lupa de la sustentabilidad y de la enorme influencia de las empresas tecnológicas y de sus empresarios fundadores, deben de romper los paradigmas del siglo pasado y rediseñar sus modelos de crecimiento. Si no son sustentables, no pueden seguir creciendo como lo han hecho.

La innovación debe de ser disruptiva, sistémica y armónica entre todos los elementos que la componen y a los que impacta.

En la industria ocurre lo mismo. El caso del carro eléctrico (CE) que se fabricó entre 1830 (R. Anderson) y 1890 (A. Flocken), es hoy un cambio sobre una innovación, que debe de insertarse en el sistema moderno de transporte electrificado, y en toda la cadena de valor de su producción y operación, si no, este no es viable, ni sustentable.

Estos casos nos dicen que hoy la innovación social, de productos o servicios, si no se inserta en un “sistema”, no tendrá el impacto ni la durabilidad efectiva en el ecosistema social, ambiental y económico del planeta y simplemente desaparecerá.

La actual hiperconectividad de internet con la descentralización de los procesos, la democratización del conocimiento, la desmonetización de la educación y de la salud han potenciado a la sociedad y al individuo por lo que, para que las innovaciones se integren más armónicamente, además de generar un beneficio económico, deben reducir la brecha social y regenerar el medio ambiente; todo debe cambiar ya que sólo así lo que se innove hoy subsistirá y tendrá un impacto positivo para futuras generaciones.

El autor es Profesor Emérito de EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey.

Contacto: cscheel@tec.mx

COLUMNAS ANTERIORES

Crece 7.2% demanda de espacios industriales en el año
Incertidumbre en NL por posibles sanciones de Trump

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.