Monterrey

Francisco Javier Orozco: Del like al voto 2024

La importancia del voto joven.

Amigas y amigos lectores, durante diferentes espacios en mis clases he preguntado a mis estudiantes sobre la opinión que tienen sobre las elecciones y sobre si están motivados a salir a votar a las urnas este próximo 2 de junio. A decir verdad, he notado una mezcla de sentimientos entre ellos: los que sí irán a votar y lo que no les interesa. Este fenómeno refleja una tendencia preocupante que merece una reflexión profunda. En un año tan crucial como este, donde las elecciones definirán el rumbo de nuestro país, es esencial que comprendamos el poder del voto joven y la importancia de su participación en la democracia.

El voto joven, definido como el de aquellos entre 18 y 29 años, representa una fracción significativa del electorado en México. Según datos del INE, los jóvenes de 18 a 29 años constituyen aproximadamente el 30% del padrón electoral, lo que equivale a más de 25 millones de votantes. Esta cifra subraya el potencial de este grupo para determinar el resultado de las elecciones.

En las elecciones pasadas, el abstencionismo juvenil fue una preocupación notable. La “Encuesta Nacional de Cultura Cívica” reveló que la participación electoral de los jóvenes en las elecciones de 2018 fue del 63%, una cifra que, aunque mejor que en años anteriores, aún muestra que un número significativo de jóvenes optó por no ejercer su derecho al voto.

Este fenómeno se debe a varios factores, incluyendo la desconfianza en el sistema político, la falta de propuestas que aborden sus intereses y la percepción de que su voto no tiene un impacto real.

La importancia del voto joven radica no solo en su número, sino en su capacidad para impulsar temas y agendas que afectan directamente a su generación y a las futuras. Asuntos como la creación de empleo, la educación, el medio ambiente y la equidad de género son cruciales para los jóvenes y pueden influir significativamente en las políticas públicas si este grupo decide participar activamente en las elecciones. Ni que decir de un tema que constantemente platicamos en este espacio referente a la educación e inclusión financiera; es importante ponerlo en el radar de la agenda pública.

Un aspecto crucial es la movilización y la motivación de estos jóvenes votantes. Las redes sociales y las plataformas digitales juegan un papel fundamental en la formación de opiniones y en la movilización del voto joven. En este sentido, los partidos y candidatos deben aprovechar estos canales para conectar con los jóvenes de manera efectiva y auténtica, presentando propuestas claras y concretas que resuenen con sus preocupaciones y aspiraciones.

Pero aquí surge una pregunta crítica: ¿Están los candidatos y partidos políticos realmente atendiendo las preocupaciones de los jóvenes? Históricamente, ha habido una desconexión entre las promesas de campaña y las políticas implementadas, lo que ha alimentado la desilusión y la apatía entre los jóvenes votantes. Para revertir esta tendencia, es esencial que los candidatos presenten propuestas sólidas y viables que aborden temas como el empleo juvenil, el acceso a la educación de calidad, la protección del medio ambiente y la igualdad de oportunidades.

Un ejemplo de movilización efectiva ocurrió en un ya lejano 2012 con el movimiento #YoSoy132, donde se demostró el poder de los jóvenes para influir en el debate público y en la agenda política. Este movimiento, que surgió en respuesta a la percepción de parcialidad en los medios de comunicación y la falta de transparencia en las elecciones, subrayó la capacidad de los jóvenes para organizarse y exigir cambios significativos.

Es vital que los jóvenes comprendan el impacto de su voto y cómo puede ser una herramienta poderosa para el cambio. Cada voto cuenta, y en una democracia, cada voz tiene el potencial de influir en las decisiones que afectan a todos. Los jóvenes deben ser conscientes de que, al no votar, están cediendo su poder a otros y permitiendo que sean las generaciones mayores quienes decidan su futuro.

La participación de esta generación no solo fortalecerá nuestra democracia, sino que también asegurará que sus intereses y preocupaciones sean considerados en las decisiones políticas. Así que, amigas y amigos, reflexionemos sobre la importancia del voto joven y animemos a nuestros jóvenes a pasar del “like” al voto. ¿Ustedes qué opinan? Los leo.

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