Pues se acabó el impulso en el consumo, derivado del explosivo aumento en el gasto público durante el primer trimestre del año, aunado con el pago de los cuatro meses adelantados de la pensión de los adultos mayores, que se dispersó el pasado mes de febrero, y que junto con el pago del mes de enero, en tan solo dos meses se dispersaron un total de 18 mil pesos para cada beneficiario, correspondientes al primer semestre del año.
En efecto, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) acaba de da a conocer que el pasado mes de abril se reportó el peor desempeño en las ventas desde el año 2020, con un crecimiento en tiendas comparables de solo 0.6 por ciento en términos nominales.
De tal suerte, en términos reales, descontando la inflación de 4.7 por ciento, las ventas en términos reales acusan una caída del 4.1 por ciento en tiendas comparables, por lo que esto llama a un ajuste a la baja en las previsiones para este año.
Y las malas noticias sobre el desempeño de la economía no solo vienen del sector Comercio, ya que el INEGI publicó el reporte sobre el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) al mes de Abril, mostrando un crecimiento prácticamente nulo de solo 0.1 por ciento, que en términos anualizados es de solo 1.7 por ciento, consolidando una tendencia a la baja que podría prolongarse para el resto del año.
Por sectores, la industria reportó un crecimiento de cero porciento en abril, y de 1.6 por ciento en términos anualizados, mientras que el sector servicio tuvo un crecimiento también nulo en abril y de 2.2 por ciento anualizado, todas estas cifras en términos reales.
Como ya se ha venido reportando oportunamente, desde el último trimestre del año pasado, la actividad económica en general, empezó a mostrar signos de desaceleración, los cuales se han extendido a los primeros meses del año, por lo que el cierre del sexenio estará muy lejos de la promesa de crecer incluso al 6% real, y terminará con un saldo negativo en términos de crecimiento económico por habitante.
Paradójicamente, este modesto crecimiento económico se da en un entorno donde la tasa de desempleo abierto es muy reducida, lo que revela la baja productividad de los nuevos empleos generados, la mayoría de ellos en la economía informal, que poco aportan al crecimiento del PIB.
Es por ello, que las alzas por decreto al salario mínimo, no tienen beneficio alguno en el empleo informal, el cual es superior al empleo formal, además de que el número de trabajadores que reportaba el IMSS, al inicio del sexenio, devengando un salario de hasta un mínimo, no llegaban ni al uno porciento de sus afiliados, ya que era tan bajo, que prácticamente nadie se contrataba por un mínimo.
Ciertamente, desde incluso antes del arranque de este gobierno, el anuncio de la cancelación del aeropuerto de Texcoco, y posteriormente la afectación a la planta cervecera de Constellation Brands, mandaron señales inequívocas de la tónica que tendría la nueva administración, que continuó posteriormente con la reforma a la Ley eléctrica y marcó de manera definitiva la tónica anti iniciativa privada de este gobierno.
Sin duda, gracias a la dinámica registrada en la economía de los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, el desempeño económico de esta administración pudo sin duda haber sido peor, y posibilitó un buen dinamismo en el sector exportador, que aún beneficia a la economía.
Definitivamente, un sexenio para olvidar, y para procurar que no se repita, de ahí la importancia de salir a votar, y tener mucho cuidado donde ponemos la cruz.