Regalar dinero público, ha sido la principal estrategia que ha seguido esta administración para generar una base de ciudadanos “agradecidos” con el gobierno, sin que en realidad tengan una base incuestionable de “ayuda social” al necesitado, toda vez que la pensión a adultos mayores se otorga de manera universal, y no en base a necesidad, lo que reduce el beneficio social de los recursos otorgados a adultos mayores que no necesitan este dinero.
De hecho, esta “universalidad” en el otorgamiento de recursos públicos escasos, que se otorga también a beneficiarios que no necesitan apoyo alguno, es una de las principales características de los programas instrumentados por este gobierno, como la ayuda directa a las madres cuando eliminaron los apoyos económicos a las guarderías, así como las becas a estudiantes, aunque no sean de escasos recursos.
Obviamente, el otorgamiento de manera universal en las ayudas y en los apoyos a la población, eleva de manera innecesaria el costo de estos programas, y es el objetivo político el que prevalece, sobre los aspectos de utilidad marginal y de maximización en el bienestar social.
Esta reprobable inconciencia en despilfarrar recursos escasos, sigue siendo la marca de la casa, y la reciente medida de otorgar pensiones al 100% del último sueldo, con tope del salario promedio de cotización al IMSS, ya fue reconocido públicamente por la Secretaría de Hacienda, que no podrán sufragar ni la mitad del costo que se prevé para los próximos años, y que será tarea del próximo gobierno, instrumentar un mecanismo permanente de fondeo para sufragar este regalo.
Este gobierno ha sido adicto a las ayudas y a los subsidios sin que tengan recursos suficientes para sufragarlos, y beneficia también a las empresas improductivas del Estado, al grado de que el año pasado, Pemex ya recibió más recursos de los que le aportó al gobierno federal, por inaudito que esto parezca.
Y no obstante eso, van por más, ya que la Secretaría de Hacienda anunció que planea absorber un 40% de la deuda actual de Pemex, unos $40 mil millones de dólares, en un desesperado esfuerzo por rescatar y darle viabilidad financiera a la empresa, que el pasado mes de abril, tocó fondo en la extracción de crudo, y solo extrajo 1.5 millones de barriles diarios, cuando conforme al programa aprobado para este año, debería estar extrayendo casi 1.9 millones de barriles diarios.
Por otro lado, tanto en Pemex como en CFE, se dio reversa a las reducciones en prestaciones y privilegios a los trabajadores que se habían negociado con la reforma energética de Peña Nieto, de manera que ellos mismos dificultaron aún más el rescate financiero de estas empresas, para congraciarse con los trabajadores.
En estos tiempos de elecciones, acuden a la estrategia del miedo, para veladamente pretender comunicar a la población, que todos estos apoyos económicos están “seguros” si hay continuidad en el gobierno, pero que corren riesgo de ser eliminados, si la oposición vuelve al poder, dejando a un lado la versión de que ahora, como son beneficios ya incluidos en la Constitución, no se les pueden quitar.
Un seis porciento de déficit financiero como proporción del PIB, no es cosa menor, y lo que no dicen, es de donde se van a sacar los recursos para seguir pagando estos apoyos, de mantener esta política de universalidad en los programas, yde hecho, ya esbozan un ajuste de casi la mitad de este déficit para el próximo año, sin que, por supuesto, nos digan en donde se van a aplicar los recortes al gasto.
La continuidad del populismo económico, solo auguraría una debacle financiera inevitable.