La denominación de origen (D. O.) es un reconocimiento legal que se otorga a ciertos productos, cuya calidad y características se deben exclusivamente al medio geográfico en el que se producen, incluyendo factores naturales y humanos.
En México, esta figura es regulada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). La normativa mexicana para las denominaciones de origen se establece en la Ley de la Propiedad Industrial (2020).
El tequila, la bebida nacional representativa de nuestro país, nace de la región que le dio su nombre, Tequila, Jalisco, en México. Ahora, otras regiones con D. O. son Nayarit, Michoacán, Guanajuato y Tamaulipas. Desde el año 1974, la Ley de Propiedad Industrial, Art. 157, protege al tequila con D. O. El Consejo Regulador del Tequila (CRT) es el organismo que lo regula desde hace 30 años.
Internacionalización del tequila
De acuerdo con Hill (2021) y Daniels (2021), las empresas optan por exportar sus bienes y servicios como la principal forma de expandirse y, aunque no se puede generalizar que todas las empresas se internacionalizan de forma gradual (Modelo Uppsala), la gran mayoría van escalando o pasando por etapas previas, como licencias, franquicias, subsidiarias, hasta llegar a la inversión extranjera directa. En el caso del tequila, la estrategia utilizada naturalmente es la exportación.
Los países de destino son Estados Unidos, Alemania, España, Francia, Japón, Reino Unido, África, Colombia, Canadá y Brasil. Estos países concentran el 92.4 por ciento de las exportaciones del producto. El tequila tiene registros en más de 57 países, donde se garantiza su protección, incluyendo en 2020 los países de Singapur y Nueva Zelanda.
Al cierre del año 2023, se tienen cifras interesantes que nos indican que existen dos mil 539 marcas de tequila en México, 198 productores, con exportación a más de 120 países con Estados Unidos a la delantera. La producción de tequila fue mas de 598 millones de litros, exportando mas de 400 millones de litros, representando un valor total de tres mil 500 millones de dólares en 2023.
Dentro de los beneficios en la venta y exportación de bebidas alcohólicas con D. O. para los países, se pueden señalar los impuestos fiscales, la generación de empleo, el propio comercio internacional y la balanza comercial, promoción del turismo y la cultura, el desarrollo en las comunidades locales favoreciendo el emprendimiento, la innovación y las prácticas sostenibles en su proceso productivo, entre las más importantes.
Respecto al turismo, es importante señalar el impacto de actividades populares que se tienen en las regiones, como la visita a destilerías, que atraen a miles de turistas anualmente. Por ejemplo: la Ruta del Tequila en distintas localidades de Jalisco. Lo anterior detona en gran medida la demanda de servicios locales, como restaurantes, transporte y hospedaje, que al mismo tiempo promueven la cultura de la región.
A nivel nacional, el tequila se convirtió en una bebida promotora de la cultura mexicana e identidad nacional; no hay duda: novelas, películas y cantantes lo promueven con orgullo dentro y fuera del país; las prácticas sostenibles tanto para productores como proveedores deben incorporarse a la brevedad, sobre todo la estrategia de sustentabilidad de la cadena productiva agave.
Recientemente, el CRT anunció la implementación de ARA (Agave Responsable Ambiental) con la intención de que los cultivos no causen deforestación. El uso de tecnología de vanguardia, así como la investigación y desarrollo en sus procesos no se deben descuidar, de la misma forma que la participación en organismos multiactor para regular y proteger el tequila.
Un asunto que sigue en la mesa es la sobreproducción del tequila, por lo que se busca diversificar a otras industrias, como la inulina de agave y jarabe de agave (importante para la salud y nueva industria en México).
A nivel internacional, el tequila enfrenta restricciones arancelarias y no arancelarias; China y la India se han convertido en mercados difíciles para superar estos obstáculos con impuestos a la importación altísimos.
Celebremos los 50 años de la denominación del tequila con algo más que exportaciones, celebremos que las prácticas sostenibles y la tecnología deben sumarse a la estrategia de internacionalización con responsabilidad social.
La autora es Directora de la Licenciatura en Negocios Globales y profesora-investigadora de la Escuela de Negocios de la UDEM. Es doctora en Ciencias Administrativas, cuenta con un MBA y es Licenciada en Estudios Internacionales por la UDEM. Especialista en Estudios de la Frontera México – Estados Unidos por El COLEF. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del CONAHCYT.