Monterrey

Fidel Salazar: Monterrey en la antesala de una invasión de motocicletas

Acciones de triple impacto.

Bogotá, la capital de Colombia, tiene uno de los sistemas de transporte público más completos y complejos del continente, generalmente citado o imitado por sus mejores prácticas y sus exitosas innovaciones, como el Transmilenio.

Este sistema de buses de tránsito rápido (BRT) que opera en carriles exclusivos sobre las principales vialidades, fue inaugurado en el año 2000, y ha sido reconocido por su eficiencia y capacidad de mover grandes cantidades de pasajeros rápidamente. Actualmente, cuenta con 12 líneas troncales y más de 130 estaciones.

Se complementa con un sistema alimentador que consta de varios tipos de autobuses complementarios que conectan con las estaciones de Transmilenio, un sistema de teleféricos para áreas montañosas y una tarjeta única para el pago y uso de cualquier tipo de unidad.

El sistema es financiado por las tarifas que pagan los usuarios y subsidiado en poco más de un 50% por fondos públicos.

Y sin embargo, Bogotá sigue apareciendo en top 5 de las ciudades con más congestionamientos del mundo, según el estudio mundial de tráfico de INRIX en 2022, que suma a 50 ciudades de todo el orbe.

Según dicha publicación, la lista la encabeza Londres con 156 horas perdidas al año en el tráfico, Chicago, con 155, País, con 138, Boston, con 134 y Bogotá con 126.

Otro dato sorprendente es que es una de las ciudades con más motocicletas por habitantes de todo el continente, con 514,932 motocicletas para 7.9 millones de personas, es decir, una moto por cada 15 ciudadanos, cifra tristemente acompañada por la de 38,995 motociclistas muertos en los últimos 10 años. La mayoría de las muertes en accidentes automovilísticos en la capital de Colombia son de motociclistas.

Diversas investigaciones sugieren que a pesar de lo completo que es el sistema de transporte público en esta ciudad, los ciudadanos siguen considerando más rentable, económico y eficiente en el largo plazo comprar una moto que usar el Transmilenio.

¿Y a qué viene todo esto?

Que Monterrey no canta mal las rancheras.

La ciudad ocupó el noveno lugar en tráfico en el ranking de tráfico de 2022, con 116 horas perdidas en el año, y el número de motocicletas se ha incrementado en 220% del 2015 al 2022, al pasar de 45,142 motos registradas en el Instituto de Control Vehicular (ICV) a 144,737 en el 2022.

Entre las razones para su uso están que la adquisición de las mismas se ha vuelto más barata, con facilidades de financiamiento, su bajo consumo de combustible y la proliferación de plataformas de reparto en línea que contratan a motociclistas.

Actualmente, Monterrey y su área metropolitana tienen una moto por cada 37 habitantes.

Y si a eso le agregamos que nuestro sistema de transporte público no le llega ni a las llantas al bogotano, no se necesita ser un genio para predecir que los y las trabajadoras se cansarán de esperar por horas a que pase un camión para luego viajar otro par de horas hacia su trabajo o escuela, cuando Coppel, Elektra, Walmart y SAMS, entre otros, les ofrecen una moto de menos de 15 mil pesos en cómodas mensualidades.

Lo malo viene después. Los enjambres de motos encajándose en cada resquicio que dejan los vehículos, los enfrentamientos entre conductores, la falta de cultura vial, los accidentes, embotellamientos peores y más contaminación, porque eso pasa en Bogotá.

Hace falta una visión integral para generar un verdadero sistema de transporte público integral en la ciudad, tan bueno, cómodo y eficiente, que hasta la gente que puede comprar carro, prefiera tomar el metro o un autobús.

Pero esa es una canción que ni el más fiero de los corridos o el más romántico de los vallenatos se atrevería a cantar.

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