Monterrey

Daniel Maranto: De los primeros auxilios a la estrategia empresarial

Una empresa con problemas de flujo de efectivo no será viable en el corto plazo y menos en el mediano o largo plazo.

Hace algún tiempo tuve oportunidad de tomar un curso sobre primeros auxilios y manejo de situaciones de riesgo en el contexto laboral. Tres conceptos se quedaron en mi mente: primero, hacer lo necesario para salvar la vida del afectado; segundo, trabajar por la funcionalidad de los órganos de la persona; tercero, trabajar en la estética del miembro afectado.

Estos tres conceptos los quiero trasladar a la estrategia y la dirección de organizaciones. El primero de ellos, mantener la vida del afectado, lo podemos relacionar con la liquidez de la empresa. Un querido colega mío decía a nuestros alumnos: “liquidez es lucidez”; esa frase se me quedó muy grabada e ilustra muy bien el primer punto.

Una empresa con problemas de flujo de efectivo no será viable en el corto plazo y menos en el mediano o largo plazo. La pregunta ahora es ¿qué se puede hacer para tener flujos positivos en la empresa? Eso refiere al llamado Ciclo de Caja y se refleja en el estado financiero llamado Estado de Flujo de Efectivo.

Un adecuado manejo de las cuentas por cobrar y por pagar, alta rotación de inventarios, de ventas que pronto se conviertan en efectivo, manejo adecuado de pasivos de corto plazo, así como utilizar los recursos en actividades con posibilidades de transformarse en efectivo, desde luego que ayudarán al tener un Ciclo de Caja positivo. Este concepto de igual manera se puede llevar al contexto personal, ya que quien de manera recurrente gasta más de lo que ingresa, tarde o temprano, tendrá problema de liquidez y perderá la lucidez como seguro complementaría mi colega.

El segundo concepto, trabajar por mantener la funcionalidad de los órganos del afectado. Una vez que la vida de la persona se ha logrado estabilizar es momento de ayudarle a recobrar la funcionalidad de sus órganos, por ejemplo, por medio de rehabilitación. En el caso de la empresa, se tiene liquidez y la funcionalidad la podemos referir a su rentabilidad.

Esta rentabilidad se logrará mediante un adecuado beneficio obtenido en función de los recursos invertidos para la producción, distribución y venta de los servicios o productos de la empresa y se refleja en el análisis del Balance General y el Estado de Resultados.

Por ejemplo, el retorno sobre activos es una medida del beneficio que genera la empresa por los activos necesarios para generar servicios o productos; de la misma manera, el retorno sobre el capital es una medida de la compensación que reciben los accionistas por invertir en la empresa. L

o interesante de analizar la rentabilidad de una empresa es tener un indicador de qué tan atractivo es invertir en una empresa y no en otra o para diseñar un portafolio de inversión en función del riesgo y la rentabilidad esperada. Los inversionistas evalúan, entre otros factores, el beneficio que obtendrán por invertir sus recursos en una empresa considerando el riesgo que conlleva y las utilidades que pueden tener.

En el caso de la persona, la rentabilidad es la inversión que hace en bienes que permitan acrecentar su patrimonio para un bienestar futuro, por ejemplo, la inversión en bienes inmuebles o en instrumentos financieros.

El tercer elemento, la estética de la persona es cuando se ha logrado la funcionalidad de órgano y luego toca trabajar en restablecer su apariencia natural. Por ejemplo, en el caso de alguien que sufrió una quemadura seria en una parte de su cuerpo, un cirujano plástico buscará que la parte afectada de su cuerpo recobre de la mejor manera posible su aspecto físico.

Para el caso de la empresa esto se puede referir a los procesos de innovación, desarrollo y creación de nuevas oportunidades de negocio que lleve a cabo para mantenerse atractiva para clientes actuales y nuevos.

Mediante la innovación y desarrollo de productos o servicios, la empresa se mantendrá vigente a los ojos de sus clientes objetivo y más en contextos como en los que actualmente vivimos, en los cuales los clientes tienen más información y muchas más opciones de proveedores con quienes adquirir sus servicios y productos.

En el caso de la persona, lo podemos asociar a los recursos que invierte en su educación y actualización profesional para mantenerse relevante en un contexto laboral cada vez más competido y demandante.

Estimado lector, pensemos en estos tres términos para la toma de decisiones estratégicas: mantener la continuidad de las operaciones de la empresa, esto es su liquidez; su funcionalidad, esto es su rentabilidad; y la estética, entendiendo por ello la innovación y desarrollo de servicios, productos o negocios para ser la opción número uno de los clientes a los que busca atender.

Contacto: dmaranto@tec.mx

El autor es profesor de estrategia y liderazgo en EGADE Business School.

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