Monterrey

Yenny Naranjo Tuesta: Las finanzas, la sostenibilidad y los pequeños

La semana pasada tuve la oportunidad de disfrutar de la Feria Internacional del Libro en Monterrey. Junto a una amiga y colega, realizamos un taller de Finanzas sostenibles para niños y niñas, lo que me llevó a reflexionar sobre la importancia de mostrar este tipo de temas a temprana edad. En este ejercicio utilizamos como medio la creatividad que caracteriza a los niños y niñas, quienes, junto con sus padres, dibujaron acciones que pudieran aportar a la sostenibilidad del planeta sin olvidar la gestión del dinero.

La primera reflexión que quisiera hacer al respecto es la dicotomía entre “Lo quiero Vs. Lo necesito”, esto se empieza a dar desde muy corta edad, pero subestimamos a los pequeños bajo preceptos de racionalidad o falta de entendimiento, es más muchas veces lo que ellos quieren en realidad es un reflejo de lo que los adultos les hemos enseñado a querer.

Por eso siento que muchas veces hasta nosotros como adultos empezamos a justificar gastos por querer cosas (comida, salidas, objetos, etc.) y nuestras justificaciones nos las creemos y las defendemos a capa y espada; pero ¿cómo decirles a los pequeños que deben tener esa capacidad racional para diferenciar entre lo que se quiere y lo que se necesita? si a nosotros mismos como adultos nos cuesta tener clara esa relación y, por ende, se puede dificultar ser un ejemplo al respecto.

Considero que hablar de temas como el ahorro, la inversión, el crecimiento económico se vuelve importante cuando lo asocian con su vida diaria y con acciones que los llevan a lograr sus “lo quiero”.

Pero mostrar que esos aspectos pueden ir en contravía con un desarrollo sostenible es el verdadero reto, por ejemplo, cuando les decimos a los niños/as “hay que reciclar”, lo harán como tarea o actividad momentánea, mientras que si les enseñamos qué se puede hacer con ese reciclaje o sobre los segundos usos que les podemos dar a las cosas, el compartir, donar y utilizar los juguetes, ropas de segunda mano, les estamos mostrando que contribuimos positivamente al planeta y a su vez que están haciendo gestión del dinero y sus recursos.

Entonces, muchas veces, esa reflexión se vuelve en acción: “lo quiero porque lo necesito”, porque me cubre una necesidad en ese determinado tiempo, porque soy consciente de lo que estoy haciendo y porque desde corta edad los volvemos responsables con lo que poseen y adquieren.

Mi segunda reflexión va en línea con lo anterior y es conocer acerca de las diferentes fuentes de ingresos que se relacionan con el dinero. No sólo decirles, que hay monedas, billetes y tarjetas como mecanismo de pago o interacción económica sino también que existen otras fuentes que son el punto de partida de las finanzas personales (tema del cual se viene hablando poco a poco).

Crearles desde corta edad la cultura del ahorro, hablar del dinero en casa (no como un tema tabú), de la gestión responsable de los recursos se convierte en prioridad para el desarrollo económico del hogar.

Además, es importante saber qué se puede también generar ingresos no económicos que contribuyen al bienestar emocional, mejora de la salud, entre otros; por ejemplo, las acciones de arte y/o voluntariado que aparte de contribuir al planeta les genera como el juego dopamina e integración a la construcción de una sociedad más justa, equitativa y prospera.

Según la ONU un mecanismo para reducir las desigualdades se puede dar a través de la educación financiera y si es a corta edad, generamos una sociedad más consciente enfocada a un trabajo decente con un crecimiento económico estable y sostenible. Hacer partícipe a los niños/as de que el ingreso no es sólo económico, sino que existen diferentes alternativas y que el bienestar social, familiar y personal es posible y primordial, conlleva a que también tomemos acciones por un planeta mucho mejor y saludable financieramente.

Mi última reflexión es al respecto de la sostenibilidad en sus acciones diarias, ya que al subestimar a los pequeños y hacerles creer que son actividades escolares o desligadas con su día a día puede complicar el pensar en el planeta. Pensar que, al querer cosas y que estas se acumulen puede darles un placer momentáneo que no es sostenible con el planeta. En el taller les hablamos sobre la importancia de salvar los árboles, de plantar el árbol o de dañar y de cómo sus acciones pueden destruir el ambiente o favorecer a su restauración y en ese sentido ver cuál y cómo es su relación con el planeta tierra.

Si bien, hacemos experimentos e innovaciones para mejorar nuestro futuro en la tierra, también es fundamental que desde corta edad se entienda que es más favorable para el planeta y nuestra salud: comer fruta a una hamburguesa o que podemos usar una bolsa de tela a una de plástico. Es más, se les dejó como tarea y compromiso el llenar una botella de 2.5 litros con monedas de 10 pesos, ¿cuánto tendrán al final?, pues la respuesta es 10.300 pesos (ya veremos sí lo cumplen o no).

Con ese simple ejercicio les das varias ideas: una relacionada con el ahorro y la importancia de pensar en el futuro, dos la idea de reutilizar las botellas de plástico y tres la oportunidad de juntos tomar decisiones al respecto del uso del dinero. Pensar en el disfrute de las pequeñas cosas y momentos les da gozo personal pero también les permite que en ese pensamiento colectivo se entienda que los recursos naturales son de todos/as y debemos cuidar el plantea y pensar en el medio ambiente con simples ejercicios pueden ser una fuente más de motivación.

La verdad, fue una actividad muy interesante que me llevó a pensar en la necesidad no sólo de seguir aportando en este tema desde los hogares, colegios y universidades sino de hacer estas acciones en nuestro día a día como parte de nuestra rutina y modo de vida. Es más, en la feria, también había un espacio dedicado a mostrar qué se hacia con el reciclaje de botellas, de tapas y similares dentro de una compañía, todo muy interesante y esclarecedor.

Es importante que pensemos en el desarrollo integral de los pequeños pero que este se dé en comunidad y que así se piense en el bienestar general de las personas y el medioambiente para que asi como lo dijo un niño en el taller: Tengamos un planeta que se abraza y está feliz porque todos contribuimos a que así sea.

La autora es Profesora e investigadora del Departamento de Contabilidad y Finanzas del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey.

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