Monterrey

Marco Pérez: Avanza la reforma en materia de vivienda de interés social

Pues tal parece que la principal estrategia que siguió la anterior administración, de regalar dinero y otorgar beneficios para generar una base de ciudadanos “agradecidos” con el gobierno, seguirá durante este “segundo piso” de la 4T, sin importar que la salud financiera del Gobierno Federal esté en crisis, ya que avanza en el Congreso la propuesta de reforma al Artículo 123 Constitucional, para aprobar un nuevo esquema de apoyo a los derechohabientes del Infonvit, que consiste en ofrecer casas en renta a precios subsidiados.

Este nuevo beneficio se podrá obtener a partir de un año de antigüedad cotizando al Infonavit, y la renta a pagar no podrá ser superior al 30% del salario del trabajador, quien después de 10 años de arrendar la vivienda, podrá adquirirla en propiedad.

El pequeño problemita es que se estima que para poder arrancar este nuevo programa de beneficios, el Infonavit deberá invertir unos $600 mil millones de pesos, que por supuesto NO TIENE, y que muy seguramente terminará por presionar aún más el déficit de las endebles finanzas gubernamentales.

Como sabemos, el déficit financiero que se tendrá en este último año de gobierno de la administración que acaba de terminar, superará el 6% del Producto Interno Bruto, y la idea que se ha estado manejando en el Gobierno Federal, es que se pretende reducirlo en 3 puntos del PIB para 2025, lo que implica una fuerte reducción en el gasto público federal para el siguiente año, mientras que la propuesta que avanza en el Congreso impondría una nueva carga financiera para sufragar el nuevo beneficio de vivienda social.

Si bien es cierto que el gasto del Infonavit NO SE INCLUYE en el Presupuesto de Egresos de la Federación, ni sus ingresos en la LIF, habría necesidad de fondearlo, y ocuparía transferencias provenientes del presupuesto del Gobierno Federal, lo que presionaría a la alza al déficit del Gobierno Federal, de manera adicional a las partidas inerciales de gasto que crecen año con año, como el servicio de la deuda pública y el pago de pensiones a cargo del Gobierno Federal.

De tal suerte, para reducir el déficit financiero del sector público federal en 3 puntos del PIB el próximo año, (poco más de un millón de millones de pesos) en términos NETOS, es decir, una vez que ya se cubrieron los mayores gastos inerciales ya comentados, el PEF para 2025 se debe reducir en poco más de $1.5 billones de pesos, por lo que aprobar programas como el comentado, solo eleva más el recorte necesario al gasto 2025 para poder alcanzar la meta en la reducción del déficit.

Por otro lado, si bien la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria incluye una disposición en el sentido de que toda propuesta de mayor gasto debe ser acompañada con su correspondiente propuesta de mayor ingreso para sufragarla, para no presionar el déficit público, en el caso que nos ocupa NO APLICA, ya que el gasto del Infonavit no se incluye en el PEF, sin embargo, si la propuesta va a ocupar subsidios o transferencias del Gobierno Federal para poder ser sufragada, se debe sugerir a los señores legisladores que modifiquen dicha disposición, y se contemple una fuente de ingresos para que no se vea afectado el déficit público.

Es claro, entonces, que la nueva administración seguirá con la política de otorgar subsidios y ayudas a pesar de que NO tenga recursos propios para sufragarlos, como el que dice que se va a poner a dieta pero se compra ropa de mayor talla.

Con la información que tiene publicada el INEGI a la fecha, ya es un hecho que la economía NO crecerá al 3.5% que sigue estimando la SHCP para este año, y que las proyecciones del crecimiento real del PIB para 2025, sin duda alguna serán INFERIORES al 1%, (con riesgo incluso de recesión) lo que se deberá reflejar en menores ingresos tributarios a los proyectados en pre criterios 2025, que, como cereza en el pastel, aumenta el apretón que requiere el gasto para conseguir la reducción de 3 puntos del PIB en el déficit financiero.

Sin duda alguna, la continuidad y el aumento del populismo económico, solo augura una debacle financiera inevitable.

Marco Pérez

Marco Pérez

Economista especialista en finanzas públicas, Socio Director de Econometría Aplicada SC, Conferencista y Catedrático a nivel doctorado.

COLUMNAS ANTERIORES

Carlos Peña: Aprender del 2024
Rogelio Segovia: Feliz Navidad

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.