Según las recientes perspectivas económicas de la OCDE, se prevé que la economía mundial se mantenga resiliente a pesar de los importantes desafíos que enfrenta. Se proyecta un crecimiento del PIB mundial del 3.3 por ciento en 2025, frente al 3.2 por ciento de 2024 y el 3.3 por ciento de 2026. En las proyecciones nacionales de crecimiento en 2025 destacan India con 6.9 por ciento, Indonesia con 5.2, China 4.7, Estados Unidos 2.4, Brasil 2.3, México con 1.2 y Alemania con 0.7 por ciento.
Se espera que la inflación en la OCDE se modere aún más, del 5.4 por ciento en 2024 al 3.8 en 2025 y al 3 por ciento en 2026. Los mercados laborales se han relajado gradualmente, pero el desempleo sigue siendo bajo en comparación con los estándares históricos. Los fuertes aumentos de los salarios nominales y la continua desinflación han impulsado los ingresos reales de los hogares.
Para impulsar el crecimiento, se necesitan reformas estructurales e inversiones para reactivar el crecimiento de la productividad, y las políticas públicas deben apuntar a promover una prosperidad ampliamente compartida. La expectativa sobre la economía global continuará mejorando aproximadamente al mismo ritmo que este año, pero con una constante incertidumbre debido a los riesgos y desafíos que surgen de las fricciones entre naciones que pueden causar que el crecimiento se desacelere.
En el año 2024 al menos 70 países, que representan a casi la mitad de la población mundial, celebraron elecciones nacionales. La más importante para la economía global y los asuntos mundiales en general es el resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, durante las cuales el Donald Trump protagonizó un notable regreso. Algunas de las propuestas políticas que promovió en su campaña, acelerarán la desregularización para defender y fortalecer ciertas industrias estratégicas para con Estados Unidos.
Para Estados Unidos, Canadá y México, la renegociación del T-MEC en términos de comercio y desarrollo económico se tardará a dar la certidumbre y claridad que necesita la región. Los aranceles van a ser parte necesaria ante la negociación para proteger a Estados Unidos, en especial en sus sectores automotrices y agropecuarios. Las posibles áreas de enfoque podrían detonar oportunidades e incluir nuevos mecanismos de cooperación para las interrupciones de la cadena de suministro y para bloquear conjuntamente a las empresas chinas del mercado norteamericano. Dentro de los temas a renegociar son: el desarrollo de minerales críticos, la protección de inversiones, incentivos para la exportación cercana, nuevas prácticas de gestión de fronteras, reglas de origen especializadas para vehículos eléctricos y disposiciones ampliadas sobre servicios digitales (incluidas nuevas áreas de regulación digital como la inteligencia artificial).
Las vulnerabilidades de las cadenas de suministro globales y la fragmentación geoeconómica mundial es la oportunidad más importante para la región “USMCA” (T-MEC), donde es clave de fortalecer la zona transfronteriza. Los factores estructurales más importantes son energía, agua, infraestructura, digitalización, y la penetración de la Inteligencia Artificial.
A nivel empresarial, es clave entender lo que no va a cambiar en este contexto. México sigue teniendo una fuerza laboral joven, digital y talentosa. Tener capital humano a un costo razonable y hacerlo productivo dentro de la nueva era digital y de IA sigue siendo la ventaja competitiva a desarrollar, o más bien a aprovechar. La escasez de mano de obra y de competencias en todo el mundo, en especial en Estados Unidos sigue siendo muy elevada.
Para tener un 2025 y 2026 exitosos, la resiliencia, la conexión con Norteamérica y la colaboración hacia un crecimiento rentable son los tres temas clave que dejaría como tareas a los/las empresarios/as locales.