La ceremonia de toma de posesión de Donald Trump no es sólo un acto protocolario; es el punto de partida de una agenda clara: demoler las estructuras políticas e ideológicas que dominaron a Estados Unidos y al mundo en los últimos cuatro años, para construir un nuevo orden basado en valores tradicionales, soberanía y alianzas estratégicas de derecha.
Y ojo, no uso los términos “demoler” y “construir” al azar: lo hago justo tomando en cuenta que Trump se formó en el área de la construcción y sabe muy bien que antes de levantar algo sólido, primero hay que desmontar lo que ya no funciona.
Desde la lista de invitados, cuidadosamente diseñada, hasta la ausencia de figuras progresistas clave, este evento refleja la visión global de un Estados Unidos que retoma el liderazgo y redefine su política exterior.
La elección de Trump en noviembre de 2024 fue una avalancha electoral que mostró el mandato contundente del pueblo estadounidense: un rechazo masivo a las agendas progresistas que atacaron los pilares tradicionales de la sociedad.
Esta toma de posesión simboliza ese mandato, dejando claro que los próximos cuatro años serán de demolición de lo viejo y de construcción de lo nuevo. No queda de otra. Son sus últimos 4 años, y a todos deja claro que va All In.
Una toma de posesión sin precedentes
La ceremonia de Donald Trump ha roto con las tradiciones.
Históricamente, las tomas de posesión de los presidentes en Estados Unidos contaban con la presencia de embajadores y diplomáticos como representantes de otros países. Sin embargo, ningún jefe de Estado extranjero asistía.
Trump, fiel a su estilo disruptivo, ha querido algo completamente distinto en comparación con su propia investidura en 2017 y las de sus predecesores.
Esta vez, su lista de invitados incluye a aliados geopolíticos, líderes conservadores y figuras influyentes de la derecha mundial, marcando una diferencia sustancial que deja entrever su visión de una nueva política exterior.
Al estrechar lazos con líderes internacionales, Trump busca consolidar apoyos, cerrar acuerdos y marcar una agenda geopolítica global que reconfigurará las relaciones de Estados Unidos más allá de sus aliados tradicionales.
Una lista de invitados que define prioridades
Trump ha diseñado su toma de posesión para enviar un mensaje inequívoco: su administración será un esfuerzo conjunto con aliados geopolíticos de la derecha mundial.
Desde líderes vanguardistas como Javier Milei, Giorgia Meloni, Viktor Orbán y Nayib Bukele hasta invitaciones a líderes opositores a gobiernos en países donde la izquierda gobierna, la lista de invitados no solo refuerza la idea de un empuje conservador global, sino que también proyecta cómo será su política exterior y doméstica:
- Javier Milei (Argentina): Su primera reunión con Trump tras las elecciones de 2024 marcó el inicio de una alianza entre dos líderes que comparten una visión económica y política basada en la libertad de mercado y la defensa de valores tradicionales.
- · Giorgia Meloni (Italia): Reconocida como la líder que está reestructurando Italia, y empujando a Europa hacia una perspectiva conservadora, Meloni refuerza la narrativa de un resurgimiento de la derecha en Occidente.
- · Nayib Bukele (El Salvador): De antiguo adepto de la izquierda a defensor del orden y la seguridad nacional, Bukele representa un ejemplo de transformación que resuena con la agenda de Trump.
- · Santiago Abascal (España): Antagonizando a Pedro Sanchez, Presidente del Gobierno español y líder del Partido Socialista de España (PSOE) el líder de VOX, simboliza con su presnecia el rechazo a los partidos socialistas que dominaron Europa y su alineación con la visión conservadora.
- · Nigel Farage (Reino Unido): Sin invitar al actual Primer Ministro laborista Keir Stamer. Trump invitó a uno de los arquitectos del Brexit, en la personificación del euroescepticismo que Trump promueve como alternativa a los organismos supranacionales.
Los excluidos: una ruptura con el progresismo
La ausencia de líderes clave como Claudia Sheinbaum (México), Gustavo Petro (Colombia) y Emmanuel Macron (Francia) no es una casualidad. Representan la antítesis de la agenda de Trump, y su exclusión es un mensaje de que su administración no priorizará relaciones con líderes que encarnan agendas progresistas, sino con aquellos que compartan su visión conservadora.
Por otro lado, tambian marca alejamientos de otro tipo, como el distanciamiento con líderes históricos como Benjamin Netanyahu, cuya ausencia refleja una política exterior que, aunque aliada de Israel, busca redefinir las prioridades geopolíticas de Estados Unidos.
Y del mismo modo, la exclusión de Zelenski evidencia que Trump no seguirá financiando conflictos como el de Ucrania sin un retorno claro para los intereses nacionales.
Demolición de agendas para construir un nuevo orden
La narrativa de esta toma de posesión está anclada en una idea clave: Trump no solo busca revertir, sino también reemplazar las estructuras dañinas para Estados Unidos. Esto incluye:
- El fin de la agenda woke: Trump pretende erradicar la influencia de políticas que promueven la desnaturalización de roles familiares, la feminización del hombre, masculinización de la mujer y el impresionante “empujón” que tuvo el aborto
- El rechazo al lobby LGBTQ+ descontrolado: No significa eliminar derechos a nadie, sino limitar la expansión de narrativas y lobbys políticos que han llegado a las escuelas y las políticas públicas sin consenso.
- Una política internacional pragmática: Las nuevas alianzas buscan fortalecer el comercio, la seguridad y el respeto mutuo, alejándose del globalismo (distinto a globalización) y priorizando el interés nacional.
- Una economía productiva y autosuficiente: El regreso de la independencia energética y el fortalecimiento de la industria manufacturera serán claves en este mandato.
Un mandato para transformar Estados Unidos y el mundo
El mandato otorgado por el pueblo estadounidense en noviembre de 2024 fue claro: un rechazo a la progresión de políticas que promovieron el aborto sin restricciones, el debilitamiento de la familia y el liderazgo internacional diluido.
Trump, como líder de la construcción, sabe que para construir algo nuevo es necesario demoler lo viejo, y esta toma de posesión lo refleja en cada detalle.
Con una coalición internacional de aliados y una narrativa renovada, Trump no solo promete reconstruir Estados Unidos, sino liderar un cambio global que redefine el orden geopolítico.
Serán 4 años confrontativos, sí, pero sin duda interesantes.
Laura De Rosa es internacionalista, Especialista en análisis de data, Especialista en consultoría política y gestión de negocios, Consultora para Empresarios e Inversionistas, Escritora y Conferencista.
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