La falta de agua es el principal riesgo percibido para México en el corto plazo, según la Encuesta de Opinión Ejecutiva 2024 del World Economic Forum (WEF), aplicada entre abril y agosto de 2024 a cerca de 11,000 personas en todo el mundo, a quienes se les pidió elegir los 5 mayores riesgos para su país de una lista de 34.
Esta encuesta forma parte del Reporte 2025 de Riesgos Globales del WEF, publicado la semana pasada.
En el caso de México, después del agua, el crimen y la actividad económica criminal se ubican en segundo lugar; la escasez de energía, en tercero; la pobreza y la inequidad en cuarto, y los insuficientes servicios públicos y protecciones sociales, como quinto.
De las 121 naciones incluidas en la encuesta, sólo en 10 se percibe un riesgo ambiental como el más importante, y sólo 4, incluidos México, India, Uzbekistán y Marruecos, están más preocupados por el agua que por los otros riesgos.
Lo interesante es que, en las anteriores ediciones de esta encuesta, el agua ni siquiera aparecía en las 5 principales preocupaciones de los encuestados.
En la encuesta del 2022, publicada en el reporte 2023, los principales 5 riesgos percibidos para México fueron el de una rápida o sostenida inflación, la proliferación de actividad económica ilegal, un prolongado estancamiento económico, el colapso del Estado y la erosión de la cohesión social (¿cuál?).
En la encuesta publicada en el reporte 2024, los resultados variaron ligeramente, con una caída económica en primer lugar, la fragilidad del estado (otra vez), en segundo lugar; seguido de falta de energía, inequidad, actividad ilegal y erosión de la cohesión social.
Es probable que la sequía por la que atravesó el país durante 2023 y 2024 hayan impactado en la percepción de riesgo de corto plazo entre los encuestados, pero no deja de llamar la atención su repentina aparición en los resultados y la desaparición este año de riesgos asociados a la inestabilidad política del país.
La encuesta del reporte 2025 se realizó durante el periodo de campañas electorales federales, y concluyó apenas un mes después de conocerse los resultados de la jornada electoral del 2 de julio, por lo que este incremento en la percepción de estabilidad política no puede explicarse por la continuidad de Morena en el poder.
Sin embargo, la emergencia de riesgo hídrico en la percepción de los encuestados sí nos obliga a replantearnos si estamos haciendo lo suficiente y si lo estamos haciendo lo suficientemente rápido para garantizar una gestión sostenible del agua en México, y en particular, en nuestro estado.
Es importante que no se confunda el rebosante, aunque efímero, estado de nuestras presas, pues la historia nos ha enseñado que las reservas acumuladas durante los años de buenas lluvias nunca duran lo suficiente para mitigar la escasez en los años de sequía.
Sobre todo, si consideramos el crecimiento de Monterrey y su área metropolitana en los próximos años, con la posible llegada de más inversiones, que requerirán un acceso seguro al agua y a la energía, tanto para sus procesos como para sus trabajadores, así como un entorno social seguro.
Afortunadamente, la seguridad hídrica es una pieza clave en el Plan México, lo que debería verse reflejado en políticas públicas que se alejen de la demagogia y se acerquen a la ciencia, para garantizar el acceso al agua para consumo humano, pero también para el desarrollo industrial y agrícola del país, como factor de competitividad que nos proyecte hacia el futuro.