La mayoría de las empresas requieren de activos productivos para garantizar su continuidad operacional e impulsar el crecimiento. Sin embargo, hay ocasiones en que adquirirlos implica desembolsos importantes, que pueden descapitalizarla o afectar su flujo de caja. En ese sentido, el leasing resulta una forma conveniente de financiarlos.
Aunque este mecanismo de arrendamiento no representa una deuda ni exige grandes cuotas iniciales, sí es una forma de compromiso financiero que las empresas asumen para lograr sus objetivos. Vale la pena conocer sus aspectos más relevantes para saber si es lo que nuestro negocio necesita.
¿Qué es el leasing?
En líneas generales, se trata de un contrato de arrendamiento en el que pagamos una renta mensual por el uso de los activos, ya sean nuevos o usados, durante un periodo de tiempo determinado. Al finalizar el plazo de este contrato, tendremos a disposición las siguientes opciones:
- Comprar el activo.
- Extender el plazo de contrato.
- Devolver el activo y renovarlo mediante la renta de uno más nuevo o de mejor tecnología.
¿Cómo funciona el leasing de activos productivos?
Es muy sencillo. Elegimos los activos nuevos o usados que necesitamos para optimizar las operaciones de nuestra empresa, en alguno de estos sectores:
- Transporte.
- Manejo de materiales y almacenamiento.
- Construcción y minería.
- Generación de energía.
- Industrial y manufactura.
- Equipo médico.
- Tecnología e impresión.
Luego de seleccionar los activos productivos, basta con seguir tres pasos:
- La entidad de leasing adquiere los activos y los coloca a nuestra disposición mediante el contrato de renta. El plazo de este contrato va entre los 24 y los 60 meses, aunque puede llegar hasta 84 en caso de maquinaria y equipos especiales.
- Pagamos la renta en cuotas mensuales o trimestrales.
- Cuando termina el contrato, devolvemos los activos, extendemos el plazo de contrato o ejercemos la opción de compra.
De esta manera, no resulta necesario realizar una gran inversión para acceder a los activos necesarios para optimizar las operaciones.
Beneficios del leasing de activos productivos
Más allá de evitar los grandes desembolsos de capital para la compra de maquinaria y equipos, encontramos en el leasing otros beneficios bastante valiosos para cualquier empresa:
Preservamos la liquidez
La liquidez del negocio se ve poco impactada, porque el pago por acceder a los activos lo realizamos en pequeñas cuotas periódicas.
No asumimos los riesgos de depreciación y obsolescencia
La maquinaria y equipos que usamos para nuestras operaciones se ven depreciados por el tiempo de uso. Además, los activos pueden volverse obsoletos, sea por la aparición de nuevas tecnologías o porque su vida útil termina. Al no hacernos dueños legales del activo, el leasing evita ese riesgo y facilita la renovación de los equipos.
Obtenemos ventajas fiscales
El leasing proporciona beneficios tributarios. Las rentas son deducibles del impuesto a la renta. Además, el IVA de los activos se difiere durante el plazo del contrato, pagándolo así en pequeñas cuotas mensuales o trimestrales.
Sin duda, una modalidad de financiamiento muy atractiva para todas las empresas, en especial para aquellas que no pueden acceder a un crédito tradicional o financiar la compra al contado. De esta manera, el leasing ofrece una forma flexible de impulsar nuestra competitividad sin necesidad de adquirir un compromiso a largo plazo.