México enfrenta una de las peores crisis de vivienda de los últimos años. Los altos costos, la brecha de acceso a financiamientos y las altas tasas de interés, juegan en contra de millones de familias para adquirir su vivienda, ¿qué hacer?
Para Gustavo Tomé Velázquez, experto en la industria inmobiliaria, las condiciones sociales y económicas de la actualidad están impidiendo que los mexicanos cubran una de las necesidades básicas del ser humano: la vivienda, por lo que como sector, es urgente trabajar para cambiar el panorama.
“Estamos viviendo algo muy preocupante en cuestión de vivienda. Familias, especialmente jóvenes, no pueden comprar casa o departamento, tanto por los costos que se han elevado en los últimos años como por la demanda que se tienen en ciertas zonas. De nuestro lado, la misión es crear posibilidades justas”, expuso.
En México, cerca de 14 millones de familias no tienen recursos para comprar o construir una vivienda debido a que los costos mínimos van del medio millón de pesos en zonas de alta demanda como Ciudad de México, de acuerdo con datos de Hábitat para la Humanidad, centro de estudios de la Organización de las Naciones Unidas.
Si se toma en cuenta que el salario mínimo es de 6,223 pesos, una persona tardaría seis años ocho meses en reunir el medio millón, si ahorrara el monto íntegro, es decir, sin gastar nada. Lo lamentable es que aunque lo reúna, para entonces el precio será aún más elevado.
Para los jóvenes la situación es más compleja. A pesar de que 56% tiene entre sus planes comprar una casa, siendo el financiamiento o crédito una de las opciones a las que recurren, solo 26.6% de personas
hasta los 29 años obtuvo el apoyo en 2022, un total de 10,845 créditos, de acuerdo con datos del Sistema de Información e Indicadores de
Vivienda (SNIIV). De ellos, 5,571 lo usaron para comprar una vivienda nueva o usada.
Las estrategias
Para cambiar la situación, es necesario reformar políticas que faciliten el acceso, así como desarrollar iniciativas desde el sector inmobiliario. Algunas que el especialista propone, son tres: apostar por viviendas de interés social, invertir en recuperación de casas abandonadas para adaptarlas y abrir nuevas modalidades de pagos.
Gustavo Tomé Velázquez destacó que del lado de los líderes de la industria inmobiliaria, ya se trabaja por ofrecer mejores entornos, por ejemplo, con la apuesta en casa de interés social, aquellas con materiales más económicos pero con adecuaciones dignas, cuyo costo y financiamientos son más accesibles.
Respecto a la recuperación de casas en abandono, que en México suman más de 680,000 viviendas, indica el Infonavit; se pueden transformar dejando un alto valor para la industria, ya que los costos de operación son más bajos, por lo que el precio de venta también es inferior al del mercado.
Abrir nuevas modalidades de pagos, sin que se tengan historiales crediticios, es otra opción de inclusión a la vivienda. El banco es la primera instancia a la que se recurre para obtener un préstamo, así como instituciones como Infonavit, pero si más se unen y diseñan programas flexibles, la situación cambiará para los mexicanos.
“Las inflaciones y el impacto que dejan en todos los sectores, sobre todo el inmobiliario, hacen del sueño de comprar vivienda, una utopía que se torna cruel. No descansaremos hasta cambiar la realidad de los mexicanos”, finalizó Gustavo Tomé Velázquez.