La siguiente administración tendrá un reto muy grande: el rescate del agua en México. Este tema podría ser visto como un asunto de seguridad nacional. La crisis hídrica en México es cada vez más alarmante. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), más del 70% del agua superficial del país está contaminada, lo que limita su uso para consumo humano y agrícola. Además, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) estima que más de 40 millones de mexicanos viven en regiones con estrés hídrico alto o muy alto, lo que significa que la demanda de agua supera la disponibilidad del recurso.
A esta situación se suma la creciente sobreexplotación de los acuíferos: cerca del 70% de los cuerpos subterráneos de agua en el país presentan niveles de explotación que superan su capacidad de recarga, lo que provoca su agotamiento y la intrusión de agua salina, afectando aún más la calidad del agua disponible. En regiones como el Valle de México, el abatimiento de acuíferos ha causado hundimientos de suelo, exacerbando los problemas de infraestructura y poniendo en riesgo la seguridad de las poblaciones.
La escasez de agua y su distribución desigual también tienen graves implicaciones para la seguridad nacional. La falta de acceso al agua potable ya ha generado conflictos sociales en diversas regiones del país, y la situación podría empeorar si no se toman medidas urgentes. La migración forzada desde zonas afectadas por la sequía y la competencia por recursos limitados podrían desestabilizar aún más el tejido social, aumentando las tensiones entre comunidades y complicando la gobernabilidad en áreas ya vulnerables.
Por ello, una de las propuestas debe ser que el rescate y la gestión eficiente del agua sean tratados con la misma urgencia y seriedad que otros temas de seguridad nacional. Integrar este desafío en la agenda de seguridad permitirá desarrollar estrategias integrales que garanticen el acceso al agua y prevengan posibles conflictos derivados de su escasez en el futuro. Este enfoque no solo busca asegurar la disponibilidad de agua para todos los mexicanos, sino también proteger la estabilidad y el bienestar social a largo plazo.