Las autoridades rusas decidieron trasladar al líder opositor, Alexei Navalny, a un hospital penitenciario después de que aliados advirtieron que su salud se está deteriorando en la tercera semana de huelga de hambre que realiza y de que Estados Unidos amenazó al Kremlin con “consecuencias” no especificadas si muere.
Navalny se encuentra en “condiciones satisfactorias”, aseguró este el lunes la sucursal local del Servicio Penitenciario Federal en un comunicado en el sitio web. Él aceptó una “terapia con vitaminas” y un médico le hará exámenes diarios, agregó.
La transferencia significa que la condición de Navalny ha “empeorado tanto que incluso la cámara de tortura lo admite”, escribió en Twitter Ivan Zhdanov, director de la Fundación Anticorrupción del activista.
La salud del hombre de 44 años se ha convertido en el último punto de tensión entre Rusia y Occidente. Estados Unidos y Europa están presionando al presidente Vladimir Putin para que garantice la atención médica adecuada para Navalny, quien inició una huelga de hambre en la cárcel el 31 de marzo para exigir acceso a sus médicos personales por dolores agudos de espalda y piernas.
Los partidarios del líder de la oposición convocaron a protestas en toda Rusia para el 21 de abril, el día en el que Putin pronunciará su discurso anual sobre el estado de la nación, después de advertir que el crítico más abierto del Kremlin puede estar a solo unos días de la muerte.
“Estamos viendo una variedad de costos diferentes que impondríamos, y no voy a revelar eso públicamente en este momento”, dijo el domingo el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, en State of the Union de CNN. “Pero hemos comunicado que habrá consecuencias si el señor Navalny muere”, agregó.
El portavoz de Putin, Dmitry Peskov, rechazó las expresiones de alarma de Estados Unidos y Europa, diciendo que “la salud de los prisioneros y convictos en territorio ruso no puede ni debe ser un asunto de su interés”. Ademas, advirtió a los partidarios de Navalny contra la participación en protestas “ilegales”.
El Servicio Penitenciario explicó que una comisión de médicos había tomado la decisión de trasladar a Navalny al hospital de la prisión de alta seguridad IK-3 en la ciudad de Vladimir, a unos 190 kilómetros de Moscú.
Navalny aún no tiene acceso a la atención médica independiente que demanda, criticaron sus aliados en su cuenta de Twitter. “Acaba de ser trasladado a otro campo de prisioneros” que tiene una clínica que trata a pacientes con tuberculosis, apuntaron.
Navalny ha estado encarcelado desde el 11 de marzo en otro campamento en el área por violar las reglas de libertad condicional mientras se recuperaba en Alemania de un envenenamiento casi fatal en Siberia del cual él y gobiernos occidentales culpan al Kremlin. Las autoridades rusas niegan cualquier implicación.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pidió la “liberación inmediata e incondicional” del preso. El destino de Navalny está en manos de Putin, remarcó el domingo el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, mientras que el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, declaró al diario Bild que Berlín exige “urgentemente” que reciba atención médica adecuada.