El asesinato y deportación sistemáticos de más de un millón de armenios por las fuerzas del Imperio Otomano a principios del siglo XX fue un “genocidio”, declaró formalmente Estados Unidos el sábado, cuando el presidente Joe Biden usó esa palabra precisa después de que la Casa Blanca lo había evitado durante décadas por temor a alienar a su aliado Turquía.
Turquía reaccionó con furor, y el ministro de Relaciones Exteriores declaró que su país “no recibirá lecciones de nadie sobre nuestra historia”. Armenia, agradecida, manifestó que apreciaba la “posición de principios” de Biden como un paso hacia “la restauración de la verdad y la justicia histórica”.
Biden estaba cumpliendo con una promesa de campaña el sábado, la cual hizo hace un año, en la conmemoración anual del Día del Recuerdo del Genocidio Armenio, para reconocer que los eventos que comenzaron en 1915 fueron un esfuerzo deliberado para acabar con los armenios.
Si bien los presidentes anteriores han ofrecido sombríos reflejos del oscuro momento de la historia, han evitado cuidadosamente el uso del término genocidio por temor a que complicaría las relaciones con Turquía, un aliado de la OTAN y una potencia importante en el Medio Oriente.
Pero Biden hizo campaña con la promesa de hacer de los derechos humanos un eje central de su política exterior. Argumentó el año pasado que no calificar las atrocidades contra el pueblo armenio como un genocidio allanaría el camino para futuras atrocidades masivas. Se estima que 2 millones de armenios fueron deportados, de los cuales 1.5 millones murieron en los eventos conocidos como Metz Yeghern.
“El pueblo estadounidense honra a todos los armenios que murieron en el genocidio que comenzó hoy hace 106 años”, indicó Biden en un comunicado. “Afirmamos la historia. Hacemos esto no para culpar, sino para asegurarnos de que lo que sucedió nunca se repita“.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, dijo en una carta a Biden que el reconocimiento del genocidio “es importante no solo en términos de respetar la memoria de 1.5 millones de víctimas inocentes, sino también para prevenir la repetición de tales crímenes”.
Los funcionarios turcos respondieron de inmediato.
“Rechazamos y denunciamos en los términos más enérgicos la declaración del presidente de Estados Unidos sobre los eventos de 1915 hecha bajo la presión de círculos radicales armenios y grupos anti-Turquía”, apuntó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía en un comunicado.
El ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, tuiteó que “las palabras no pueden cambiar la historia o reescribirla” y Turquía “rechazó por completo” la declaración de Biden.
Minutos antes del anuncio de Biden, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, envió un mensaje a la comunidad armenia y al patriarca de la iglesia armenia pidiendo no permitir que se olvide “la cultura de la coexistencia” de los turcos musulmanes y los armenios cristianos. Señaló que el tema ha sido “politizado por terceros y convertido en una herramienta de intervención contra nuestro país”.
La embajada y los consulados de Estados Unidos en Turquía emitieron una alerta de manifestación y anunciaron que sus oficinas estarían cerradas para los servicios de rutina el lunes y martes como una “medida de precaución”. Advirtieron a los estadounidenses que eviten las áreas alrededor de los edificios del gobierno de Estados Unidos y que tengan cuidado en los lugares donde se reúnen los extranjeros.
Durante una llamada telefónica el viernes, Biden había informado a Erdogan de su plan para emitir la declaración, dijo una persona familiarizada con el asunto que no estaba autorizada a discutir públicamente sobre la conversación privada y habló bajo condición de anonimato.
Los gobiernos de Estados Unidos y Turquía, en declaraciones separadas tras la llamada de Biden y Erdogan, no mencionaron el plan estadounidense para reconocer el genocidio armenio. Pero la Casa Blanca indicó que Biden le comentó a Erdogan que quiere mejorar la relación de los dos países y encontrar una “gestión eficaz de los desacuerdos”. Los dos también acordaron celebrar una reunión bilateral en la cumbre de la OTAN en Bruselas en junio.
En Armenia, el sábado, la gente acudió al complejo en la cima de la colina en Ereván, la capital, para conmemorar a las víctimas. Muchos colocaron flores alrededor de la llama eterna, creando una pared de flores de dos metros de altura.
El viceministro de Relaciones Exteriores de Armenia, Avet Adonts, que hablaba en el memorial antes de que Biden emitiera su declaración, mencionó que un presidente de Estados Unidos que use el término genocidio “serviría de ejemplo para el resto del mundo civilizado”.
La llamada de Biden con Erdogan fue la primera desde que asumió el cargo hace más de tres meses. El retraso se había convertido en una señal preocupante en Ankara; Erdogan tenía una buena relación con el expresidente Donald Trump y esperaba un reinicio a pesar de las fricciones pasadas con Biden.
Erdogan reiteró sus afirmaciones de larga data de que Estados Unidos está apoyando a los combatientes kurdos en Siria que están afiliados al Partido de los Trabajadores del Kurdistán con sede en Irak, conocido como PKK. El PKK ha liderado una insurgencia contra Turquía durante más de tres décadas. En los últimos años, Turquía ha lanzado operaciones militares contra enclaves del PKK en Turquía y en el norte de Irak y contra combatientes kurdos sirios aliados de Estados Unidos. El Departamento de Estado ha designado al PKK como una organización terrorista, pero ha discutido con Turquía sobre los vínculos del grupo con los kurdos sirios.
Biden, durante la campaña, provocó la ira de los funcionarios turcos después de una entrevista con The New York Times en la que habló sobre el apoyo a la oposición de Turquía contra el “autócrata” Erdogan. En 2019, Biden acusó a Trump de traicionar a los aliados de Estados Unidos, luego de la decisión de Trump de retirar las tropas del norte de Siria, lo que allanó el camino para una ofensiva militar turca contra el grupo kurdo sirio. En 2014, cuando era vicepresidente, Biden se disculpó con Erdogan después de sugerir en un discurso que Turquía ayudó a facilitar el surgimiento del grupo ISIS al permitir que combatientes extranjeros cruzaran la frontera de Turquía con Siria.
Los legisladores y activistas estadounidenses armenios habían presionado a Biden para que hiciera el anuncio de genocidio el día del recuerdo o antes. Lo más cerca que estuvo un presidente de Estados Unidos de reconocer las atrocidades de la era de la Primera Guerra Mundial como genocidio fue en 1981 cuando Ronald Reagan pronunció las palabras “genocidio armenio” durante un evento del Día de la Memoria del Holocausto. Pero no lo hizo política de Estados Unidos.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, una demócrata de California, lamentó que “la verdad de estos atroces crímenes se ha negado con demasiada frecuencia, su monstruosidad se ha minimizado”.
“La historia nos enseña que si ignoramos sus capítulos más oscuros, estamos destinados a presenciar la repetición de los horrores del pasado”, agregó.
El representante Adam Schiff, también demócrata de California, elogió a Biden por cumplir con la promesa.
“Para los estadounidenses de origen armenio y todos los que creen en los derechos humanos y la verdad, hoy marca un hito histórico: el presidente Biden ha desafiado las amenazas turcas y ha reconocido la matanza de 1.5 millones de armenios por lo que fue: el primer genocidio del siglo XX”. Schiff dijo en un comunicado.
California es el hogar de grandes concentraciones de estadounidenses armenios.
Salpi Ghazarian, director del Instituto de Estudios Armenios de la Universidad del Sur de California, consideró que el reconocimiento del genocidio resonaría más allá de Armenia y mostraría la seriedad de Biden sobre el respeto por los derechos humanos como principio central de su política exterior.
“Dentro y fuera de los Estados Unidos, el compromiso estadounidense con los valores humanos básicos ha sido cuestionado durante décadas”, puntualizó. “Es muy importante que las personas en el mundo sigan teniendo la esperanza y la fe de que los valores aspiracionales de Estados Unidos siguen siendo relevantes y que, de hecho, podemos hacer varias cosas a la vez. De hecho, podemos mantener relaciones comerciales y de otro tipo con los países al mismo tiempo que denunciamos el hecho de que un gobierno no puede salirse con la suya asesinando a sus propios ciudadanos “.