A primera hora del viernes se escucharon explosiones en la capital ucraniana de Kiev, mientras las fuerzas rusas seguían adelante con una invasión a gran escala que provocó la muerte de más de 100 ucranianos en el primer día completo de combates y que podría acabar reescribiendo el orden de seguridad mundial posterior a la Guerra Fría.
Después de utilizar ataques aéreos contra ciudades y bases militares, las unidades militares rusas se han movido rápidamente para tomar la sede del gobierno de Ucrania y su ciudad más grande, en lo que los funcionarios estadounidenses sospechan que es un intento descarado del presidente ruso Vladimir Putin de desmantelar el gobierno y reemplazarlo con su propio régimen.
Los líderes ucranianos pidieron ayuda mientras los civiles se subían a trenes y automóviles para huir, y los hoteles de Kiev estaban siendo evacuados en medio de las primeras señales de un ataque.
Las fuerzas ucranianas se preparaban para más ataques luego de soportar una andanada rusa de misiles lanzados desde tierra y mar, un ataque que un alto funcionario de defensa estadounidense describió como la primera de varias fases de una invasión destinada a tomar centros de población clave y, en última instancia, “decapitar” al gobierno de Ucrania. Las autoridades ucranianas dijeron que ya habían perdido el control de la central nuclear de Chernóbil, escenario del peor desastre en una planta atómica en el mundo.
Al desencadenar la mayor guerra terrestre en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, Putin ignoró la condena mundial y las nuevas sanciones en cascada. Con una escalofriante referencia al arsenal nuclear de su país, amenazó con “consecuencias que nunca han visto” a cualquier otro país que intente interferir, y una resolución diplomática parece ahora imposible.