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COVID-19: Hong Kong reabre playas y Beijing relaja normas de cuarentena

Beijing exigirá que quien llegue desde el extranjero pase una cuarentena de 10 días en un hotel, seguida de una semana de aislamiento en casa.

Un hombre camina por un parque en Hong Kong, el 5 de mayo de 2022.(AP).

Hong Kong relajó el jueves las restricciones contra el COVID-19 con la apertura de playas y piscinas, y la capital de China, Beijing, comenzó a aliviar las normas de cuarentena para quienes llegan desde el extranjero.

Hong Kong había cerrado las instalaciones para deportes acuáticos en pleno brote de la variante ómicron del coronavirus, más contagiosa que sus predecesoras, pero ha ido reduciendo las medidas a medida que bajaban los nuevos contagios. Los decesos por coronavirus han caído desde su récord de casi 300 por día en marzo a cero en los últimos días.

Los restaurantes podrán acomodar ahora hasta ocho clientes por mesa y quienes hagan deporte al aire libre no tendrán que usar mascarilla.

Está previsto que el 19 de mayo se suavicen otras medidas: los bares y clubes podrán reabrir y los restaurantes estar autorizados a servir clientes hasta medianoche.

China ha mantenido su estricta política de “cero COVID” pero en la capital impuso menos restricciones que en ciudades como Shanghái, donde millones de personas quedaron bajo un estricto confinamiento.

A partir de ahora, Beijing exigirá que quien llegue desde el extranjero pase una cuarentena de 10 días en un hotel, seguida de una semana de aislamiento en casa. Hasta ahora se exigían 21 días de aislamiento, de los cuales al menos 14 debían ser en un hotel, y siete con reportes médicos regulares.


Con apenas un puñado de vuelos internacionales cada día, se espera que el cambio normativo tenga pocos efectos prácticos. Desde el punto de vista simbólico, sin embargo, parece mostrar una disposición a cumplir con los pedidos para una política menos intrusiva y perjudicial económicamente.

Pero la capital no deja nada al azar y las autoridades cerraron el miércoles 60 estaciones de metro, más del 10 por ciento de su vasto sistema, para evitar la posible propagación del virus.

Los restaurantes y bares solo pueden servir comida para llevar, los gimnasios cerraron y las clases estarán suspendidas al menos una semana más. Las principales atracciones turísticas, como la Ciudad Prohibida o el zoo, cerraron sus exposiciones interiores y tienen aforo limitado.

Además, los distritos se han dividido en función del riesgo percibido de COVID-19 en cada uno, y quienes residen en los de los niveles más altos no pueden salir de la ciudad. Algunas comunidades con positivos han sido quedado aisladas.

Todos los residentes deben someterse a tres pruebas de detección del virus semanales mientras las autoridades tratan de localizar y aislar a los infectados sin tener que recurrir a confinamientos generalizados como Shanghái y otros lugares. Para acceder a la mayoría de los espacios públicos es necesario mostrar un test negativo obtenido en las 48 horas previas.

Beijing reportó el jueves apenas 50 nuevos casos, de los cuales ocho eran asintomáticos.

En Shanghái, los nuevos positivos bajaron a 4 mil 651 y todos ellos, a excepción de 261, no tuvieron síntomas. Además, se confirmaron otras 13 muertes. La mayor ciudad del país batió su récord diario de infecciones el 13 de abril con 27 mil 605.

La cifra especialmente baja de fallecidos en un brote de más de 400 mil casos en la ciudad, donde se encuentran la bolsa más importante y el puerto más grande de China, ha planteado dudas sobre la forma en la que se contabilizan esos decesos.

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