Una corte ucraniana condenó este lunes a cadena perpetua a un soldado ruso de 21 años por matar a un civil, en el primer juicio por crímenes de guerra celebrado desde que comenzó la invasión rusa hace tres meses.
El sargento Vadim Shishimarin se declaró culpable de disparar en la cabeza a un hombre de 62 años en un poblado en la región nororiental de Sumy, en los primeros días del conflicto.
Declaró que había disparado a Oleksandr Shelipov tras recibir una orden de hacerlo. Dijo a la corte que un oficial había insistido en que el hombre, que hablaba por su celular, podría indicar su posición a fuerzas ucranianas.
La fiscalía ucraniana investiga miles de posibles crímenes de guerra, mientras crece la presión internacional porque Rusia responda por su invasión.
Los efectos de la guerra también se han hecho sentir fuera de Ucrania, al impulsar más aún los precios de la energía y el combustible. Naciones Unidas dijo que el conflicto ha ayudado a elevar el número de desplazados en todo el mundo a su nivel más alto registrado, con más de 100 millones de personas expulsadas de sus hogares en todo el mundo.
En este contexto, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, pidió este lunes sanciones “máximas” contra Rusia en un discurso a distancia ante el Foro Económico Mundial, una reunión anual de ejecutivos, enviados gubernamentales y otras personas influyentes en Davos, Suiza.
El presidente afirmó que las sanciones deben ir más allá para detener la agresión rusa e incluir un embargo al petróleo, el bloqueo de todos sus bancos y un aislamiento comercial completo de Rusia.
Zelenski dijo que su país ha frenado los avances rusos y que el valor de su pueblo ha inspirado una unidad sin precedentes del mundo diplomático.
Sobre el terreno, las fuerzas rusas redoblaron sus ataques en el corazón industrial en el este de Ucrania, el Donbás, donde ahora se centran los combates. Fuerzas ucranianas y rusas pelean pueblo a pueblo, mientras la violencia hace huir a la población.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, condenaron desde Tokio la invasión rusa en Ucrania. En días anteriores de su gira por Asia, Biden firmó una legislación para conceder a Ucrania otros 40 mil millones de dólares en ayuda estadounidense para defenderse del ataque ruso.
Las fuerzas ucranianas se atrincheraban en la ciudad oriental de Sievierodonetsk, la ciudad más importante bajo control ucraniano en la provincia de Luhansk, que forma parte del Donbás. El gobernador, Serhii Haidai, acusó a las fuerzas rusas de “intentar destruir la ciudad de forma deliberada (...) con una estrategia de tierra quemada”.
Haidai dijo que los combatientes rusos habían ocupado varias poblaciones en Luhansk tras 24 horas de ataques indiscriminadas y acumulaban fuerzas y armamento allí tras recibir refuerzos desde Járkiv, en el noroeste, Mariúpol, en el sur, y desde el interior de Rusia.
El ejército ucraniano dijo que las fuerzas rusas no habían tenido éxito en su ofensiva sobre Oleksandrivka, un poblado a las afueras de la ciudad.
El parlamento ucraniano aprobó el domingo aprobó la ley marcial y movilizó sus fuerzas armadas por tercera ocasión, hasta el 23 de agosto. Las autoridades ucranianas no han dado mucha información sobre sus bajas desde que comenzó la guerra, aunque Zelenski dijo el domingo que en el este morían de 50 a 100 combatientes ucranianos, aparentemente al día.