Inicialmente, la policía de Texas no trató de derribar la puerta del salón de clases donde murieron 19 niños y niñas porque creían que el atacante estaba solo y que nadie corría peligro.
Fue una “decisión equivocada” no irrumpir en el salón de clases donde estaban matando a niños y niñas, aceptó Steven McCraw, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas.
“Desde un punto de vista retrospectivo, donde estoy sentado ahora, por supuesto que no fue la decisión correcta”, apuntó. “Fue una decisión equivocada”.
Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley se han enfrentado a crecientes cuestionamientos y protestas de padres, madres y la comunidad en general sobre la respuesta de la policía a la masacre.
El tirador, identificado somo Salvador Ramos, ingresó a la escuela a través de una puerta exterior que un maestro había dejado abierta, explicó McCraw. El sospechoso había comprado mil 657 rondas de municiones y tenía 58 cargadores en la escuela, dijo McCraw. Disparó más de 100 rondas durante su ataque.
McCraw proporcionó una cronología detallada del incidente y corrigió algunas declaraciones hechas a principios de semana. También leyó las llamadas al 911 de maestras y niñas, quebrándosele la voz al leer las transcripciones de las llamadas de auxilio de los y las menores.
Durante el asedio, que concluyó cuando un equipo de la Patrulla Fronteriza irrumpió en el lugar y mató a tiros a Ramos, las personas que presenciaban la escena rogaban a la policía que entrara a la escuela.
“¡Entren ahí, entren ya!”, clamaba una mujer, afirmó Juan Carranza, de 24 años, quien observaba los hechos desde una casa al otro lado de la calle.
Niños y niñas sobrevivientes relatan su experiencia
Una niña sobreviviente de la masacre en una escuela primaria en Texas dijo que se cubrió con la sangre de una amiga y fingió estar muerta mientras esperaba la llegada de la ayuda.
Miah Cerrillo, de 11 años, contó a CNN que ella y una amiga llamaron el martes al número de emergencias 911 del teléfono de una maestra muerta y esperaron lo que le pareció fueron tres horas para la llegada de los agentes a la escuela primaria Robb en Uvalde.
Samuel Salinas, de 10 años, dijo a “Good Morning America” de la cadena ABC que él y otros alumnos fingieron estar muertos después de que Ramos abrió fuego sobre la clase. Samuel fue alcanzado por una esquirla en el muslo.
Con información de AP.