Las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania crecen día con día y afectan los suministros de comida y combustible de la gente en todo el mundo entre advertencias de que los combates podrían prolongarse durante años.
En la región de Luhansk, en el este de Ucrania, los ataques aéreos y de artillería rusos se han intensificado, aseguró Serhiy Haidai, gobernador de la zona.
Haidai dijo que la situación en la ciudad era “muy difícil”, y las fuerzas ucranianas sólo mantienen el control sobre una zona, la planta química de Azot, donde hay combatientes ucranianos y unos 500 civiles refugiados.
Las fuerzas rusas siguen desplegando más tropas y equipamiento en la zona, dijo.
“Esto es un infierno. Todo está envuelto en llamas, los proyectiles no cesan ni por una hora”, dijo Haidai en comentarios por escrito.
Apenas una pequeña parte de las 100 mil personas que vivían en Sievierodonetsk antes de la guerra siguen allí, sin electricidad, comunicaciones, alimentos ni medicinas.
Aun así, dijo Haidai, la firme resistencia ucraniana impide que Moscú traslade sus recursos a otras partes del país.
En todo el mundo, mientras tanto, los dueños de automóviles sufren ante un aumento de los precios de la gasolina y el diésel, impulsado por la guerra y la recuperación global del COVID-19. Los precios de la energía son un motor clave de la inflación que sube en todo el mundo y encarece el coste de la vida.
Responsables diplomáticos de la Unión Europea se reunieron el lunes en Luxemburgo para conversaciones centradas en Ucrania y seguridad alimentaria.
El jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, pidió a Rusia que levante su bloqueo de los puertos rusos para ayudar a transportar los millones de toneladas de grano que esperan ser exportados.
“Confío -más que confiar, estoy seguro- en que Naciones Unidas alcance un acuerdo al final”, dijo Borrell. “Es inconcebible, uno no puede imaginar que millones de toneladas de trigo permanezcan bloqueadas en Ucrania mientras en el resto del mundo, la gente sufre hambre. Esto es un auténtico crimen de guerra (...) No se puede utilizar el hambre de la gente como arma de guerra”.
Se esperaba que llegara ayuda financiera de un origen inesperado para los niños desplazados por la guerra en Ucrania, ya que el periodista ruso Dmitry Muratov subastaba su medalla del Premio Nobel de la Paz en Nueva York.
Muratov recibió la medalla de oro en octubre de 2021. Ayudó a fundar el periódico ruso independiente Novaya Gazeta y era el editor jefe de la publicación cuando cerró en marzo, dentro de una persecución del Kremlin contra periodistas y disidencia pública tras la invasión rusa en Ucrania .
Muratov ya había anunciado que donaría a obras caritativas los 500 mil dólares en efectivo que acompañarían el premio. Los beneficios irían directamente a UNICEF en sus esfuerzos por ayudar a los niños desplazados por la guerra en Ucrania.