El presidente de Sri Lanka huyó del país este miércoles, días después de que manifestantes invadieran su residencia y oficina, así como la residencia oficial de su primer ministro, en medio de una crisis económica que en tres meses ha causado una grave escasez de alimentos y combustibles.
El presidente Gotabaya Rajapaksa, su esposa y dos guardaespaldas partieron a bordo de un avión de la Fuerza Aérea esrilanquesa rumbo a la ciudad de Malé, capital de Maldivas, según un funcionario de inmigración que solicitó el anonimato para hacer declaraciones debido a lo delicado de la situación.
Rajapaksa había aceptado dimitir debido a la presión política. El primer ministro Ranil Wickremesinghe dijo que dejaría el cargo una vez que esté listo un nuevo gobierno.
Los legisladores acordaron elegir un nuevo presidente para la semana entrante, pero el martes pasado enfrentaron dificultades para decidir la conformación de un nuevo gobierno que saque al país del colapso económico y político.
Las renuncias prometidas no pusieron fin a la crisis, y los manifestantes han prometido ocupar edificios oficiales hasta que los dos funcionarios dejen sus cargos. Durante días, muchedumbres han ingresado en el palacio presidencial como si se tratara de un lugar turístico: nadan en la piscina, admiran pinturas y se acuestan en camas llenas de almohadas. También incendiaron la casa privada del primer ministro.
“No me alegro de que haya huido. Debería estar en la cárcel”, dijo Malik D’ Souza, un manifestante de 25 años que ocupa el despacho del presidente. Lleva 97 días participando en las protestas.
Rajapaksa “arruinó este país y robó nuestro dinero. No pararemos hasta que tengamos un nuevo presidente y un nuevo primer ministro”, manifestó D’ Souza.
Aunque los legisladores acordaron el lunes en la noche elegir a un nuevo presidente el 20 de julio, no han decidido quién será el próximo primer ministro ni quiénes integrarán el gabinete.
El próximo presidente completará el resto del período de Rajapaksa que concluye en 2024 y quien lo haga podría nombrar a un nuevo primer ministro, que deberá ser aprobado por el Parlamento.
El primer ministro fungirá como presidente hasta que se haya escogido al reemplazo, un acuerdo que sin duda exacerbará aún más a los inconformes que exigen la salida inmediata de Wickremesinghe.
En Sri Lanka los presidentes no pueden ser arrestados mientras estén en el poder y quizá Rajapaksa planeó su fuga cuando aún tenía inmunidad constitucional.