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Gustavo Petro rechaza seguir la actual política antidrogas

El hoy presidente ofrece diálogo con todos los sectores desarmados y ‘persecución a los grupos criminales’.

Colombia Gustavo Petro, al asumir la Presidencia de Colombia (Bloomberg)

BOGOTA.- Un Gustavo Petro al borde de las lágrimas abogó en su toma de posesión como presidente por la unidad nacional, “el fin de la división que nos enfrenta como pueblo, porque no quiero dos colombias”.

Es hora de “dejar atrás diferencias ideológicas para trabajar juntos en aquello que nos une, que es mucho más grande que lo que nos separa”.

Congruente con su planteamiento básico de unidad, Petro no atacó a nadie ni llamó adversarios a quienes piensan diferente, sino que planteó un gran acuerdo nacional para la Colombia del futuro, y el método para lograrlo será el diálogo.

“La sociedad toda debe dialogar para no matarnos”.

El camino a la paz, insistió una y otra vez, será la llave para la paz. “Un diálogo entre todas las personas desarmadas”, y propuso a los que están en armas que las dejen y se acojan a los beneficios jurídicos de la paz.

Ante un país desgastado y sangrante por seis décadas de guerra interna, Petro se apoyó en el final de Cien años de soledad para anunciar, sin modestia, que, con su llegada al poder, Colombia tendrá por fin una segunda oportunidad sobre la tierra.


Diez compromisos asumió Petro, en los que la paz y la lucha contra el cambio climático ocuparon lugares centrales de su discurso como el 108° presidente de esta República.

Con fuerza, el nuevo mandatario de Colombia se manifestó contrario a la guerra contra las drogas, que “ha fracasado rotundamente, pues las mafias se fortalecieron y el Estado se debilitó”.

Sin embargo, dejó la solución del problema en el limbo de una conferencia internacional sobre las drogas y en el poder concertador de la Organización de las Naciones Unidas.

Petro se comprometió a llevar el tránsito de energías fósiles a renovables, y convocó a otras naciones latinoamericanas a que sus empresas petroleras del Estado se comprometan a crear fondos para la transición a energías renovables.

La urgencia de enfrentar el cambio climático, sostuvo ante la Plaza de Bolívar rebosante de entusiasmados partidarios, “no lo dicen las izquierdas ni las derechas, lo dice la ciencia”.

En una virtual asunción del liderazgo latinoamericano, Gustavo Petro propuso al Fondo Monetario Internacional cambiar deuda por acciones concretas contra la crisis climática.

Anunció una reforma fiscal para tener fondos que puedan llevar educación de calidad a los niños y jóvenes de toda Colombia.

Sólo de esa manera, dijo, “accederemos a una sociedad del conocimiento como piedra angular para disminuir la enorme desigualdad que existe en la sociedad”.

Los impuestos provenientes de la próxima reforma tributaria, dijo, los pagarán quienes puedan pagarlos y no irán a las mafias políticas, sino a las prioridades de educación y salud.

Insistió en la necesidad de transitar hacia una sociedad del conocimiento, “lo cual no es una utopía, sino que ya lo hicieron países más pobres que el nuestro y decidieron invertir en educación”, sostuvo.

La paz fue, sin embargo, el punto sustancial de su discurso inaugural, pronunciado junto a la espada que Bolívar usaba en las ceremonias oficiales, una docena de jefes de Estado y de gobierno, el rey de España, y una notable presencia de la Iglesia católica, que oyó a Petro “jurar a Dios y prometer al pueblo” cumplir la Constitución y las leyes de Colombia.

En seguridad prometió combatir causas de la violencia y “persecución a las organizaciones criminales”.

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