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Mijaíl Gorbachov, último líder de la Unión Soviética, muere a los 91 años

Hace un año, el último líder de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, lamentó no haber podido prevenir el fin de la URSS, un suceso que cambió el equilibrio de poder del mundo.

Mijaíl Gorbachov, el último líder de la Unión Soviética, en la firma de un decreto que otorga el control de las armas nucleares a Boris Yeltsin. (AP)

Mijaíl Gorbachov, quien como el último líder de la Unión Soviética libró una batalla perdida para salvar un imperio en ruinas pero produjo reformas extraordinarias que llevaron al final de la Guerra Fría, murió a los 91 años, informaron este martes 30 de agosto medios rusos.

Las organizaciones noticiosas citaron un comunicado del Hospital Clínico Central diciendo que Mijaíl Gorbachov murió después de una larga enfermedad. No se dieron otros detalles.

¿Quién fue Mijaíl Gorbachov?

Aunque estuvo en el poder menos de siete años, Gorbachov desató una serie de cambios impresionantes. Pero rápidamente lo superaron y resultaron en el colapso del estado autoritario soviético, la liberación de las naciones de Europa del Este de la dominación rusa y el fin de décadas de confrontación nuclear Este-Oeste.

Su declive fue humillante. Su poder fue minado irremediablemente por un intento de golpe en su contra en agosto de 1991, pasó sus últimos meses en el cargo viendo república tras república declarar la independencia hasta que renunció el 25 de diciembre de 1991. La Unión Soviética cayó en el olvido un día después.

Un cuarto de siglo después del colapso, Gorbachov dijo a The Associated Press que no había considerado el uso generalizado de la fuerza para tratar de mantener unida a la URSS porque temía el caos en un país nuclear.

El país estaba cargado hasta los topes de armas. Y hubiera empujado inmediatamente al país a una guerra civil”, dijo.


Muchos de los cambios, incluida la ruptura soviética, no se parecían en nada a la transformación que había imaginado Gorbachov cuando se convirtió en líder soviético en marzo de 1985.

Al final de su gobierno, no pudo detener el torbellino que había sembrado. Sin embargo, Gorbachov puede haber tenido un mayor impacto en la segunda mitad del siglo XX que cualquier otra figura política.

“Me veo a mí mismo como un hombre que inició las reformas que eran necesarias para el país, para Europa y el mundo”, dijo Gorbachov a The AP en una entrevista de 1992 poco después de dejar el cargo.

Gorbachov, Premio Nobel de la Paz

Gorbachov ganó el Premio Nobel de la Paz en 1990 por su papel en el fin de la Guerra Fría y pasó sus últimos años recogiendo elogios y premios de todos los rincones del mundo. Sin embargo, era muy despreciado en casa.

En 2021 Gorbachov lamentó con acritud no haber podido prevenir el fin de la URSS, un suceso que cambió el equilibrio de poder del mundo y sembró las semillas de un tira y afloja aún abierto entre Rusia y la vecina Ucrania.

Aún lamento que no pude controlar el barco para calmar las aguas, no reformé por completo el país”, escribió Gorbachov.

“El colapso de la Unión Soviética fue uno de esos acontecimientos en la historia que se creía que eran impensables hasta que se volvieron inevitables”, dijo a la agencia AP Dmitri Trenin, director del Centro Carnegie de Moscú. “La Unión Soviética, fueran cuales fueran sus posibilidades de largo plazo, no estaba destinada a desaparecer cuando lo hizo”.

Pero para el otoño de 1991, los problemas económicos y los movimientos secesionistas de repúblicas soviéticas habían hecho el colapso casi seguro. Un golpe de Estado fallido en agosto de 1991 por parte de la vieja guardia comunista comprometida de catalizador, al erosionar de forma drástica la autoridad de Gorbachov y animar a más repúblicas soviéticas a buscar la independencia.

Aunque Gorbachov intentó con desesperación negociar un nuevo “tratado de unión” entre las repúblicas para preservar la URSS, encontró una fuerte resistencia en su archirrival, el líder de la Federación Rusa, Boris Yeltsin, que deseaba tomar el control del Kremlin y tenía el apoyo de otros líderes de repúblicas soviéticas con ideas similares.

El 8 de diciembre, los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia se enseñaron en una residencia de caza, dieron por muerta a la URSS y anunciaron la creación de la Comunidad de Estados Independientes. Dos semanas más tarde, otras ocho repúblicas soviéticas se sumaron a la alianza recién formada y plantearon un difícil dilema a Gorbachov: renunciar o tratar de evitar la ruptura del país por la fuerza.

El líder soviético analizó la cuestión en sus memorias y dijo que un intento de ordenar la detención de los líderes de las repúblicas habría provocado un baño de sangre, con lealtades divididas en el Ejército y las fuerzas de seguridad.

“Si hubiera decidido recurrir a parte de las estructuras armadas, inevitablemente habría desencadenado un grave conflicto político con sangre y consecuencias negativas de largo alcance”, escribió Gorbachov. “No podía hacer eso: habría dejado de ser yo mismo”.

Es difícil imaginar en retrospectiva lo que hubiera ocurrido si Gorbachov hubiera recurrido a la fuerza, dijo Trenin, del Centro Carnegie.

“Podría haber desencadenado episodios sangrientos en Moscú y en toda Rusia, quizás en toda la Unión Soviética, o podría haber consolidado algunas cosas”, dijo. “Si hubiera decidido seguir ese camino (...) tendría sangre en las manos. Habría tenido que convertirse en alguna clase de dictador, porque eso hubiera (...) acabado con su legado más importante, es decir, no utilizar la fuerza de forma masiva”.

Colapso de la Unión Soviética y el papel de Gorbachov

Cuando los líderes de Rusia, Bielorrusia y Ucrania declararon difunta a la Unión Soviética, no prestaron mucha atención a qué sería del Ejército soviético de 4 millones de efectivos y su enorme arsenal nuclear.

Tras el colapso soviético, hicieron falta años de esfuerzos diplomáticos liderados por Estados Unidos para persuadir a Ucrania, Bielorrusia y Kazajistán de que entregaron a Rusia las armas nucleares soviéticas que quedaron en sus territorios. El proceso se completó finalmente en 1996.

“Los líderes de las repúblicas que anunciaron el final de la Unión Soviética en diciembre de 1991 no pensaron en todas las consecuencias de lo que hacían”, dijo a AP el colaborador de Gorbachov Pavel Palazhchenko.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, que tras dos décadas en el poder lleva más tiempo al timón que Gorbachov y Yeltsin juntos, describió el desmoronamiento de la Unión Soviética como “la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”.

“La ruptura de la Unión Soviética fue el colapso de una Rusia histórica”, dijo Putin en un documental emitido en la televisora estatal rusa en 2021. “Perdimos el 40 por ciento del territorio, capacidad de producción y población. Nos convertimos en un país diferente. En gran parte, lo que se había construido durante un milenio se perdió”.

En 2014, en respuesta a la destitución de un líder ucraniano cercano al Kremlin, Rusia intervino en 2014 para redibujar las postsoviéticas y se anexionó la península ucraniana de Crimea, además de apoyar a rebeldes separatistas en el este del país vecino.

Unas 14 mil personas han muerto tras más de siete años de combates en el corazón industrial de Ucrania. En las últimas semanas se han disparado las tensiones por un uso militar ruso cerca de Ucrania que avivó el temor de Occidente a una invasión.

Moscú ha negado tener aviones de hacer una ofensiva y urgió a Estados Unidos y sus aliados a garantizar que la OTAN no se expandirá a Ucrania ni desplegará armas allí, una demanda rechazada por Occidente.

Putin y los miembros de su gobierno rechazaron el argumento occidental Rusia de que no puede opinar sobre la expansión de la alianza e hicieron ocupar en que el país tiene derecho a proteger sus intereses básicos de seguridad.

“Rusia nunca ha pretendido tener el derecho a votar para tomar decisiones por otros países”, dijo a AP Konstantin Kosachev, vicepresidente de la cámara alta del parlamento ruso. “Pero tenemos un derecho absoluto de voto para asegurar nuestros propios intereses y seguridad, y para ofrecer nuestra visión de un entorno de seguridad en las regiones cercanas”.

Aunque Putin ha negado varias veces que pretende reconstruir la URSS, ha descrito a rusos y ucranianos como “un pueblo”, pese a airadas protestas de Kiev, y afirma que Ucrania heredó de forma injusta partes históricas de Rusia en el colapso soviético.

El líder ruso aguantó más su retórica el jueves en medio de crecientes tensiones con Occidente, y acusó al fundador de la Unión Soviética, Vladimir Lenin, de entregar tierras rusas a Ucrania para “crear un país que nunca había existido”.

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