Una nueva ronda de ataques de misiles golpeó este martes la ciudad de Zaporiyia, en el sur de Ucrania, mientras la cifra de muertos en los ataques generalizados del día anterior con misiles rusos subía a 19 personas en todo el país.
Los proyectiles alcanzaron una escuela, un centro médico y un edificio residencial en Zaporiyia, indicó el secretario municipal Antoliy Kurtev. Doce misiles S-300 se estrellaron contra instalaciones públicas y provocaron un gran incendio, según el Servicio Estatal de Emergencias. Una persona murió.
Los S-300 se diseñaron en principio como misil tierra-aire de larga distancia. Rusia ha recurrido cada vez más a versiones adaptadas del arma para atacar blancos en tierra.
Las alarmas antiaéreas sonaron por la mañana en todo el país e hicieron que algunos volvieran a los refugios tras meses de calma relativa en la capital y muchas otras ciudades. Ese receso había hecho que muchos ucranianos empezaran a ignorar los avisos frecuentes, pero los ataques del lunes les dieron nueva relevancia.
Además de las sirenas habituales, los vecinos de la capital, Kiev, despertaron el martes de madrugada con otro tipo de alarma activada de forma automática en sus celulares. El estridente sonido iba acompañado de un mensaje de advertencia sobre la posibilidad de ataques de misiles.
El servicio estatal de emergencias indicó que 19 personas habían muerto y 105 resultaron heridas en los ataques del lunes, que golpearon instalaciones de infraestructura crítica en Kiev y otras 12 regiones. Más de 300 ciudades y pueblos estaban sin electricidad, desde la capital ucraniana y hasta Leópolis, en la frontera con Polonia. Muchos de los ataques ocurrieron lejos del frente.
Conforme las fuerzas ucranianas ganaban confianza tras varias victorias en el campo de batalla, un Kremlin acorralado recurrió al lenguaje de la guerra fría y avivó el temor a que pudiera ampliar la guerra y movilizar más combatientes.
El viceministro ruso de Exteriores, Sergei Ryabkov, advirtió este martes que la asistencia militar occidental a Kiev, que incluye instruir soldados ucranianos en países de la OTAN y proporcionar a Ucrania datos de satélite en tiempo real para atacar a fuerzas rusas ha “arrastrado cada vez más a las naciones occidentales al conflicto en el bando del régimen de Kiev”.
“Rusia se verá obligada a tomar contramedidas relevantes, incluidas las asimétricas”, afirmó Ryabkov en declaraciones recogidas por la agencia estatal de noticias RIA-Novosti. Aunque Rusia no está “interesada en un choque directo” con Estados Unidos y la OTAN, señaló, “esperamos que Washington y otras capitales occidentales sean conscientes del peligro de una escalada incontrolable”.
El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, había advertido antes que él y su homólogo ruso, Vladimir Putin, habían acordado crear una “agrupación regional de tropas” para frustrar lo que Lukashenko describió como un posible ataque ucraniano a Bielorrusia.
El Estado Mayor del ejército ucraniano dijo este martes que no había visto pruebas de movimientos o concentración de fuerzas ofensivas en Bielorrusia, pero advirtió que Rusia podría seguir atacando con misiles “vecindarios pacíficos” e infraestructura crítica en Ucrania.