Mary Elizabeth Truss, conocida como Liz Truss, renunció a su cargo como primera ministra de Reino Unido tan solo 44 días después de asumir el puesto y tras una desastrosa administración que hizo tambalear la libra y los bonos del Estado británico.
Nada fue fácil para líder del Partido Conservador. Dos días después de su nombramiento como primer ministra, la reina Isabel II murió en el castillo de Balmoral, Escocia. La noticia conmocionó a Reino Unido y al mundo entero, e hizo que la economía británica diera un ‘frenón’ debido a los funerales de Estado y a los días de luto nacional que hizo que miles de empresas cerraran sus puertas algunos días.
Sin embargo, esto solo fue el comienzo de una serie de acontecimientos -y decisiones- que condenaron al fracaso el gobierno de la filosofa y economista de 47 años.
44 días de ‘malas decisiones’
Horas antes de la muerte de la reina Isabel II, Liz Truss había anunciado que limitaría los precios domésticos de la energía para hogares y empresas y así aliviar la crisis energética que ha golpeado a Europa, consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania.
15 días después anunció una de las decisiones más controvertidas en las últimas décadas en Reino Unidos: un paquete de recortes de impuestos a los más ricos y reformas regulatorias. Esto, con el objetivo de “impulsar la economía y evitar una recisión”.
No obstante, el remedio salió más caro que la enfermedad y de inmediato libra comenzó a desplomarse y los inversionistas de bonos del gobierno británico entraron en pánico.
La libra cayó por debajo de 1.11 dólares por primera vez desde 1985, ese mismo día.
Las consecuencias se extendieron por una semana, con la libra cayendo casi 5 por ciento y tocando un mínimo histórico frente al dólar.
El miércoles 28 de septiembre, el Banco de Inglaterra tuvo que realizar una ‘dramática’ intervención para evitar un inminente desplome del mercado de bonos.
Según cálculos de Bloomberg, los mercados de acciones y bono del Reino Unido perdieron al menos medio billón de dólares en valor combinado en solo 20 días, desde que Liz Truss asumió como primera ministra.
Excusas
Liz Truss ‘no se rajó' y defendió sus reformas. El 29 de septiembre culpó a la guerra entre Rusia y Ucrania por la agitación del mercado y afirmó que dicha acción bélica era la que había llevado a la libra a un mínimo histórico.
“Tengo muy claro que el gobierno ha hecho lo correcto”, declaró. “Este es el plan correcto”, se condenó.
Su defensa se extendió hasta los primeros días de octubre, cuando reconoció que podría haber hecho un mejor trabajo “preparando el terreno” para presentar su propuesta de recortar impuestos, pero insistió en que seguiría adelante con su plan económico.
¿No que no?
Liz Truss no pudo más y el lunes 3 de octubre abandonó sus planes de reducir el impuesto sobre la renta para los que más ganan.
“Sstá claro que la abolición de la tasa impositiva de 45 peniques se ha convertido en una distracción de nuestra misión primordial de abordar los desafíos que enfrenta nuestro país”, dijo el jefe del Tesoro, Kwasi Kwarteng.
Las aguas no se calmaron y ya con nula confianza del pueblo británico, Liz Truss pidió la renuncia de Kwasi Kwarteng el 14 de octubre, luego de semanas de turbulencias en el mercado.
Tras días después, el 17 de octubre, el nuevo ministro de Hacienda, Jeremy Hunt, eliminó lo que quedaba del controvertido programa económico de la primera ministra Liz Truss.
La ministra con el mandato más corto de la historia de Reino Unido
Tras seis semanas de turbulencia, Liz Truss decidió renunciar a su puesto, convirtiéndose así en la primera ministra del Reino Unido con el mandato más corto en la historia del país.
Truss jijo que permanecería como primera ministra hasta que el Partido Conservador elija a su sucesor, y que el proceso se completará dentro de una semana.