La presidenta peruana Dina Boluarte juramentó el sábado a un gabinete ministerial centrista y les pidió de forma expresa a sus miembros no ser corruptos en medio de protestas que exigen la renuncia de la mandataria y del Parlamento, así como una convocatoria a nuevas elecciones generales.
“¿Jura usted por dios y la patria desempeñar leal y fielmente sin cometer actos de corrupción?”, fue la frase que la primera mujer presidenta de Perú repitió antes de juramentar a sus 17 ministros. Nombró como primer ministro al abogado Pedro Angulo, un exfiscal anticorrupción.
La presidenta, que en su discurso inaugural calificó a la corrupción como un cáncer que se debe extirpar del país, también ha criticado a su antecesor, el expresidente Pedro Castillo —destituido el miércoles por el Congreso tras intentar poco antes disolver al Parlamento de forma ilegal.
Castillo, de quien Boluarte era vicepresidenta, fue el primer mandatario investigado durante su gestión (2021-2022). Acumula seis indagaciones, la mayoría por presunta corrupción. La presidenta dijo el miércoles que había visto “con repulsión cómo la prensa y los organismos jurisdiccionales han dado cuenta de vergonzosos actos de latrocinio en contra del dinero de todos los peruanos”.
¿Quién será el primer ministro de Perú?
El primer ministro Angulo es un profesor de derecho penal y buscó ser candidato para las elecciones presidenciales 2021 por un efímero partido centrista que no logró inscribirse en los comicios.
La presidenta juramentó como ministro de Economía y canciller a Alex Contreras y Ana Gervasi, quienes eran viceministros en sus respectivas secretarías. También nombró a su abogado, Alberto Otárola, como ministro de Defensa. Otárola había desempeñado el cargo hace una década.
Los expertos afirman que será fundamental el papel de los nuevos integrantes para elevar la tensión o apaciguar a un país que en la víspera acumuló alrededor de 30 protestas, la mayoría modestas, pero algunas de ellas bloquearon carreteras.
Una variable importante será el olfato de Boluarte para manejar las olas de descontento y generar una coalición en el Congreso que la sostenga “y al mismo tiempo que sea una coalición, que no resulte aberrante para las izquierdas”, declaró a The Associated Press Omar Coronel, catedrático de Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Católica de Perú.
Cynthia McClintock, profesora de Ciencia Política de la Universidad George Washington, opinó que Boluarte enfrenta “duros obstáculos” porque no tiene apoyo parlamentario. Recordó que, al igual que Castillo, la nueva presidenta fue expulsada en enero del partido de extrema izquierda Perú Libre, por el cual fue elegida vicepresidenta en 2021 en la plancha presidencial que lideró Castillo.
“No está claro si tiene la habilidad política para elaborar un mensaje que atempere los deseos de los peruanos de un nuevo comienzo”, agregó McClintock.
Un gabinete de centroderecha y centroizquierda preocupado en la provisión de fertilizantes para las siembras, en la problemática de los dirigentes medioambientales asesinados, en la atención a afectados por las sequías y que converse con la gente, “molestaría mucho a sectores de izquierda más radical, que seguirán movilizados, pero desinflaría un poco las protestas, en sectores de izquierda y centroizquierda”, opinó Coronel. “Eso podría lograr protestas más pequeñas”, estimó.
Otro escenario podría ser que Boluarte no construya una coalición para evitar una vacancia en el Parlamento —que se obtiene con 87 votos de los 130 legisladores— y que se alíe con sectores conservadores o de derecha, excluyendo al centro y la centroizquierda. El efecto podría ser la unión de los grupos de izquierda, que están desunidos, y el aumento de las protestas, según los expertos.
“La izquierda en particular está partida y lo que puede ayudar a convertirla en un actor callejero importante sería que Boluarte se alíe con sectores más de derecha, donde ya no se distinga entre ella y las tres bancadas de derecha que son: el Fujimorismo, Avanza País y Renovación Popular. Cuando ocurra eso va a ser más probable que las distintas izquierdas que ahorita se odian, resuelvan sus problemas de acción colectiva y vuelvan a forjar una coalición”, comentó Coronel.
“Dina Boluarte no tendría protestas pequeñas, sino protestas más grandes, más permanentes, que desestabilizarían su gobierno, lo cual también le daría señales al Congreso de que ella es débil y eso la pondría contra la pared”, estimó el profesor de la Pontificia Universidad Católica de Perú.
Otro aspecto clave que Boluarte debe tener en cuenta es la fuerza de represión que la policía ha aplicado estos días contra manifestantes en todo Perú. “Reaccionar a las protestas con represión es otro punto que probablemente ayudaría a que haya más protestas en general”, afirmó Coronel.
Las manifestaciones se encendieron en todo Perú desde el miércoles, cuando Boluarte asumió la presidencia. El sábado varias carreteras seguían bloqueadas por manifestantes que pedían el cierre del Congreso, la renuncia de Boluarte y nuevas elecciones.
El viernes en Lima unos mil manifestantes chocaron con la policía. Pedían la renuncia de todos los congresistas, de la nueva presidenta y la liberación del expresidente Castillo. Mauro Sánchez, un manifestante, dijo a The Associated Press: “el Congreso nos ha dado una patada y se han burlado del voto popular. Tomemos las calles. No nos dejemos gobernar por este congreso mafioso”.