La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, cuyo manejo empático a la peor masacre en la historia del país y su respuesta a la pandemia de COVID la convirtieron en un ícono internacional, pero que enfrentaba crecientes críticas al interior de la nación, anunció este jueves que dejará el cargo.
Mientras intentaba contener las lágrimas, Ardern dijo a la prensa de Napier que su último día como gobernante será el 7 de febrero.
“Estoy ingresando ya a mi sexto año en el puesto, y en cada uno de esos años he dado absolutamente todo”, agregó.
También anunció que las próximas elecciones generales de Nueva Zelanda se efectuarán el 14 de octubre y que se mantendrá como legisladora hasta entonces. Se desconoce quién ocupará su lugar como premier hasta los comicios.
Ardern describió su trabajo como uno de los más privilegiados, pero desafiantes y señaló que para desempeñarlo necesitó tener una reserva a fin de enfrentar lo inesperado. Añadió que ya no contaba con esa reserva para cumplir otro periodo.
Dijo que su tiempo como primera ministra fue gratificante, pero complicado. “Pero no me estoy yendo porque fuera difícil. Si ése hubiera sido el caso posiblemente me habría marchado a los dos meses de asumir el puesto.
“Me voy porque en un papel tan privilegiado hay que tener responsabilidad, la responsabilidad de saber cuándo eres la persona correcta para llevar las riendas y también cuando no eres la persona correcta. Sé lo que se necesita para realizar este trabajo y estoy consciente que ya no tengo suficiente en el tanque para hacerle justicia. Así de simple”, apuntó.
Esto quiere decir que la funcionaria decidió abandonar el cargo por no tener ‘el suficiente tanque’ o exceso de trabajo.
*Con información de AP
¿Qué es el burnout laboral?
El burnout o el síndrome de estar quemado está clasificado como un padecimiento de desgaste profesional por la CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud). En esta guía se identifica como un problema psicológico asociado al empleo.
Entendemos el síndrome de estar quemado como un proceso duradero en el que se produce un desequilibrio entre las exigencias de la tarea y las capacidades de la persona. El daño emocional que inflige acarrea una serie de consecuencias físicas y psicológicas siempre negativas.
Aunque se asocia al ámbito laboral, existen fenómenos similares en procesos ocurridos fuera del trabajo. Es el caso del acoso escolar (bullying en inglés), con consecuencias parecidas en los niños y adolescentes que lo padecen.
Tanto el individuo como la organización pueden sufrir las consecuencias de tener Burnout.
Las secuelas personales pueden ser psicosomáticas:
- Cansancio
- Malestar
- Problemas digestivos, cardíacos, respiratorios, etc.
También hay cambios de conducta, emocionales y de actitud:
- Cambios de humor
- Despersonalización
- Abuso de sustancias
- Agotamiento emocional
- Ansiedad
- Culpabilidad
- Irritabilidad
- Apatía
- Cinismo
- Ironía
- Conflictos familiares
- Aislamiento
- Falta de comunicación
En el aspecto organizativo, el Burnout laboral puede deteriorar la comunicación y las relaciones entre los trabajadores. También se incrementan los errores, las quejas, los accidentes o el absentismo laboral.