Rescatistas recuperaron un cuerpo del mar este martes, lo que elevó a 64 la cifra de muertes en la tragedia más reciente de la migración a Italia, en tanto los fiscales identificaban a sospechosos que presuntamente cobraron 8 mil euros (8 mil 500 dólares) a cada uno para el “viaje de la muerte” desde Turquía.
En una carta dirigida a mandatarios europeos, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, reclamó medidas rápidas para responder a la crisis de migración y remarcó que la única solución seria y humanitaria era impedir que los migrantes arriesgasen sus vidas en travesías marítimas peligrosas.
“El hecho es que, cuanto más gente viaja, más gente corre el riesgo de morir”, dijo a la televisora estatal RAI el lunes.
Al menos 64 personas, entre ellas ocho niños, murieron el domingo por la madrugada cuando su embarcación de madera se estrelló contra bancos de arena a pocos cientos de metros de la costa de Calabria y se partió en un mar agitado. Ochenta personas sobrevivieron, pero se teme que haya más muertos, ya que, según los sobrevivientes, el bote partió de Esmirna, Turquía, con unas 170 personas a bordo.
Grupos humanitarios en el lugar han dicho que muchos pasajeros, incluso familias enteras, provenían de Afganistán, así como de Pakistán, Siria e Irak. Los rescatistas recuperaron un cuerpo en el mar este martes, elevando la cifra a 64, dijo Andrea Mortato, de la unidad de buzos de los bomberos.
El fiscal de Crotone, Giuseppe Capoccia, confirmó que los investigadores identificaron a tres presuntos traficantes, un turco y dos paquistaníes. Se cree que otro turco escapó o murió en el naufragio.
La policía de aduanas dijo en un comunicado que los organizadores cobraron 8 mil euros a cada viajero en la “travesía de la muerte”.
El ministro del Interior, Matteo Piantedosi, respondió enérgicamente a las insinuaciones de que el rescate se vio demorado o afectado por la política del gobierno que desalienta a los grupos humanitarios que salen al mar a rescatar migrantes.
La agencia fronteriza de la UE, Frontex, dijo que un avión suyo avistó al bote frente a Crotone el sábado por la noche y alertó a las autoridades italianas. Italia envió dos patrulleras, que debieron regresar debido al mal tiempo. La operación de rescate comenzó el domingo por la mañana, cuando el bote se había partido.
“No hubo demora”, dijo Piantedosi. “Se hizo todo lo posible en condiciones absolutamente prohibitivas en el mar”.
El gobierno de derecha de Meloni, que ganó las elecciones del año pasado en parte con promesas de reprimir la migración, se ha concentrado en dificultar los esfuerzos de buques humanitarios de efectuar múltiples rescates en el Mediterráneo central al asignarles puertos de desembarco en el norte del país. Eso significa que los buques necesitan más tiempo para regresar al mar después de recoger a los migrantes y dejarlos en tierra.
Piantedosi dijo al diario Corriere della Sera que los grupos de socorro no suelen operar en la zona del naufragio del domingo, se produjo en el mar Jónico frente a la costa de Calabria. Los grupos tienden a operar en el Mediterráneo central, donde rescatan a migrantes provenientes de Libia o Túnez.