Israel llevó a cabo inusuales ataque aéreos en Líbano el viernes y siguió bombardeando la Franja de Gaza en una escalada que suscitó temores de un conflicto más amplio tras la violencia registrada en torno al lugar más sensible de Jerusalén.
En un ambiente de gran tensión en Israel y en la región, una presunta balacera palestina cerca de un asentamiento israelí en la Cisjordania ocupada acabó con la vida de dos mujeres de unos 20 años y causó heridas graves a otra de 45, según médicos israelíes.
El ataque, que se produjo tras semanas de una inusual agitación en Cisjordania, indicó que las tensiones en Jerusalén podrían estar extendiéndose a los territorios ocupados.
Aunque las fronteras norte y sur de Israel habían recuperado la calma, la ofensiva israelí de primera hora de la mañana contra Líbano — que los analistas calificaron como la violencia transfronteriza más grave desde la guerra de 2006 entre Israel y el grupo insurgente libanés Hezbollah — amenazó con llevar la confrontación a una nueva fase.
Aumentan disturbios en el mundo árabe
Los ataques aéreos israelíes respondieron a una andanada de proyectiles inusualmente larga lanzada desde Líbano luego de que las incursiones policiales israelíes en la mezquita de Al-Aqsa, en Jerusalén, derivaron en disturbios y causaron indignación en el mundo árabe.
Aunque el ejército israelí se apresuró a aclarar que su aviación alcanzó lugares que pertenecían únicamente a grupos insurgentes palestinos, la ofensiva podría arrastrar Hezbollah, un enemigo acérrimo de Israel que controla gran parte del sur de Líbano y en el pasado se erigió como defensor de los palestinos y de la disputada ciudad de Jerusalén.
El ejército israelí dijo que estaba buscando a los responsables del tiroteo en Cisjordania y estableció controles en carreteras. Ningún grupo insurgente se atribuyó la autoría de inmediato. Pero el vocero de Hamas, Hazem Qassem, celebró el ataque “en represalia por los crímenes cometidos por Israel en la mezquita de Al-Aqsa y en Cisjordania”.
Antes en el día, los misiles israelíes alcanzaron un descampado en la localidad libanesa de Qalili, cerca del campo de refugiados palestinos de Rashidiyeh, según un fotógrafo de The Associated Press y residentes, y mataron varias ovejas y causaron heridas leves a algunos vecinos, entre los que había refugiados sitios.
Otros golpearon un pequeño puente y un transformador eléctrico en la cercana localidad de Maaliya y dañaron el sistema de riego de los huertos de la zona.
“Estaba durmiendo y, de pronto, no pude sentir nada más que el impacto”, dijo Majid Abdelsattar, que vive en Qalili. Según contó, los ataques causaron daños en la casa de sus padres y en el huerto de cítricos de la familia.
El ejército libanés indicó que encontró otro lanzacohetes el viernes tras desmantelar varios en la víspera.
El ejército israelí dijo que reforzó sus fuerzas de infantería y artillería en un movimiento defensivo para “prepararse para todos los escenarios posibles”.
Un funcionario palestino, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a informar a reporteros, indicó que las fuerzas de seguridad de Egipto estaban trabajando con Hamas e Israel para suavizar las tensiones.
Según el ejército, estaba claro que todas las partes querían evitar un conflicto a gran escala. “A la calma se responderá con calma”, dijo el teniente coronel Richard Hecht, vocero de la institución, a reporteros.
El recinto sagrado, un polvorín en las tensas relaciones entre israelíes y palestinos, está en la cima de una colina sagrada tanto para los musulmanes como para los judíos.
En 2021, el aumento de las tensiones provocado también por choques en el recinto, derivaron en una guerra de 11 días entre Israel y Hamas, que gobierna la Franja.
La violencia volvió a estar presente en el complejo el viernes. El caos estalló en una de las entradas a la explanada antes de la oración del amanecer cuando policías con porras agredieron a la multitud de fieles palestinos que coreaban lemas en favor de Hamas mientras trataban de entrar al lugar.
Una hora más tarde, según los videos, quienes salían del rezo llevaron a cabo una gran protesta en el patio, con los palestinos levantando el puño en alto y gritando consignas de apoyo al lanzamiento de cohetes de Hamas, y la policía entró por la fuerza al complejo.
La policía no realizó comentarios sobre los primeros incidentes, pero dijo que sus efectivos entraron al recinto sagrado tras la oración en respuesta a los “sospechosos enmascarados” que arrojaron piedras contra los agentes en una de las puertas.
Hasta la fecha, los insurgentes palestinos han disparado 44 cohetes desde Gaza, de los cuales 23 llegaron a territorio israelí, explicó el ejército el viernes. Los demás, indicó, o bien fallaron en el lanzamiento, o cayeron al Mar Mediterráneo o fueron interceptados por el sistema de defensa aérea Cúpula de Hierro.
La mayoría cayeron en campo abierto en el sur de Israel, pero uno causó daños en una vivienda en Sderot. No se reportaron víctimas.
El ejército dijo que volvió a bombardear la Franja el viernes y alcanzó 10 objetivos que describió como infraestructura de túneles y centros de producción y desarrollo de armas pertenecientes, en su mayoría, a Hamas.
Por el momento no se reportaron daños personales en el enclave, pero el Ministerio de Salud palestino indicó que uno de los ataques provocó daños en un hospital infantil en la Ciudad de Gaza.
La ronda de violencia actual comenzó el miércoles después de que la policía realizase dos incursiones en la mezquita de Al-Aqsa.
El ataque palestino en Cisjordania se produjo mientras decenas de miles de palestinos entraban a Al-Aqsa para el rezo de mediodía, el más importante de la semana.
La violencia alcanzó nuevas cotas en Cisjordania en los últimos meses. Las autoridades sanitarias palestinas calificaron el inicio de 2023 como el periodo más letal para los palestinos en las dos últimas décadas.
Casi 90 palestinos murieron por fuego israelí en Cisjordania desde principios de año, según el conteo de la AP. En el mismo periodo, 16 personas perdieron la vida en ataques palestinos contra israelíes; todas, salvo una, eran civiles. Israel sostiene que la mayoría de los palestinos abatidos son insurgentes, pero en la lista de fallecidos hay jóvenes que protestaban contra las incursiones policiales y personas ajenas a los disturbios.