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Nube de humo de Canadá: Islandia y Noruega esperan su llegada

La nube de humo es tan grande que es visiblemente desde el espacio y ha sido detectada por los satélites de la NASA.

El humo ha afectado a millones de personas, retrasó vuelos y obligó a la población a retomar los cubrebocas de la era de la pandemia. (Getty Images)

La bruma ocasionada por el humo procedente de una serie de incendios forestales en Canadá sigue expandiéndose por el noreste de Estados Unidos y la calidad del aire en ciudades como Washington y Nueva York continúa siendo insalubre. El tamaño de la nube es tan grande que países como Noruega e Islandia prevén que llegue a sus fronteras.

Además de Nueva York y CD, ciudades como Filadelfia y Harrisburg, en Pensilvania y Baltimore, Newark, Pittsburgh, Detroit, Cleveland, Cincinnati e Indianápolis también han sido afectadas por las densas nubes de polvo.

Noruega prevé llegada de humo de incendios forestales en Canadá

Las autoridades noruegas prevén que el humo de los incendios forestales canadienses lleguen a Noruega este mismo jueves 8 de junio.

Científicos atmosféricos y meteorólogos del Instituto Noruego de Investigación del Clima y el Medio Ambiente, conocido como NILU, usaron un modelo de pronóstico para predecir cómo viajará el humo a través de la atmósfera.

El humo se ha movido sobre Groenlandia e Islandia desde el 1 de junio, y las observaciones en el sur de Noruega han registrado concentraciones crecientes de partículas en aerosol, de acuerdo con la institución de investigación independiente.

Es posible que veamos algo de neblina u oler humo”, dijo Nikolaos Evangeliou, investigador sénior del NILU. “Sin embargo, no creemos que la cantidad de partículas en el aire aquí en Noruega sea lo suficientemente grande como para dañar nuestra salud.”


Canadá ha pedido ayuda para combatir más de 400 incendios en todo el país.

La calidad del aire de Nueva York es peor que la de Ciudad de México, alertan habitantes

Nacha Cattan -reportero de Bloomberg- escribió sobre la mala calidad del aire en Nueva York y afirmó que los efectos a la salud que provoca el excesivo humo presente en la ciudad de los rascacielos son similares, o peores, que la padecen los habitantes de la Ciudad de México.

Este es el texto:

“Me desperté en medio de la noche con una presión en el pecho incómoda pero conocida. A la mañana siguiente, había una neblina baja en el cielo que ocultaba las nubes y la mayor parte del sol. Me activé con los preparativos que había hecho tantas veces antes, para asegurarme de que mi familia permaneciera en la casa y estuviera segura.

Esta solía ser mi vida en Ciudad de México, una rutina que a veces duraba meses. Pero ahora pasaba por una experiencia similar y angustiante después de que el humo de los incendios forestales en Canadá se dirigiera hacia el sur. La calidad del aire llega a niveles poco saludables para millones de personas en partes de Canadá, el noreste de Estados Unidos y los estados del Atlántico medio.

Los niveles de contaminación son tan altos en la ciudad de Nueva York que activó una alerta roja, un nivel que rara vez se ve incluso en Ciudad de México, que es propensa a la contaminación. Esto se siente peor. Nunca antes había visto este tono amarillo. Se me ha dificultado comprender tales niveles de contaminación en una ciudad normalmente ventosa que se encuentra junto al poderoso río Hudson y el océano Atlántico. Ciudad de México, por el contrario, es una cuenca rodeada de montañas que atrapan el esmog.

El problema de la contaminación del aire de México no desaparecerá pronto, pero es probable que la crisis actual de Nueva York desaparezca en el mar en unos pocos días. Y la buena noticia es que no hay factores geológicos o altamente contaminantes que mantengan las partículas en el aire en niveles altos de forma regular.

Pero puede que ese no sea siempre el caso. Puede que el futuro cercano venga acompañado de humo de incendios forestales que son cada vez más frecuentes por el cambio climático.

Desarrollé asma hace años, andando en bicicleta por Ciudad de México, sin prestar mucha atención a las alertas de calidad del aire. Lo que he aprendido desde entonces es que no se necesita mucho tiempo de exposición a aire tóxico para que se cause un daño real”.

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