El papa Francisco se reunió el viernes 30 de junio con la esposa de Julian Assange, Stella, quien dijo que el gesto del argentino era evidencia de su “continua muestra de apoyo a la difícil situación” de su familia, así como su preocupación por el sufrimiento de su esposo.
En una entrevista con The Associated Press después de la audiencia, Stella Assange recordó que Francisco había enviado una carta a su esposo en marzo de 2021, durante un período particularmente difícil.
“Él ha brindado gran consuelo. Estamos extremadamente agradecidos por haber llegado a nuestra familia de esta manera”, dijo. “Él entiende que Julian está sufriendo y está preocupado”.
Assange ha pasado cuatro años en la prisión británica de Belmarsh luchando contra la extradición a Estados Unidos, donde enfrenta una sentencia de hasta 175 años por cargos de “espionaje” por publicar cables militares y diplomáticos clasificados a través de WikiLeaks, que exhibieron crimines de guerra de EU.
Antes de eso, Assange había tomado asilo durante siete años en la Embajada de Ecuador en Londres en un intento de evitar la extradición a Suecia.
El Vaticano no dio a conocer ningún detalle de la audiencia privada, aparte de confirmar que sucedió. El Papa jesuita argentino ha expresado durante mucho tiempo su solidaridad con los prisioneros, visitando con frecuencia a los detenidos en sus visitas al extranjero y priorizando el ministerio carcelario cuando era arzobispo en Buenos Aires.
Stella Assange, una abogada que se casó con su esposo en prisión en 2022, dijo que ella y Francisco hablaron en español, y que ella le mostró dos fotos de su boda. Calificó a la audiencia de “abrumadora” y señaló que trajo consigo a su madre, hermano y los dos hijos pequeños de la pareja, Gabriel y Max, que fueron concebidos durante el tiempo de Julian Assange en la embajada.
La visita se produjo cuando Stella Assange ha estado tratando de obtener apoyo político para la causa de su esposo, incluida una visita a su Australia natal el mes pasado. Ella dijo que había un consenso creciente de que su detención continuada era inhumana.
“Tengo mucha fe en que la situación cambiará, y hay muchas personas en todo el mundo, de todas partes del mundo aquí y en otros lugares, que están tratando de obtener justicia y ver la libertad para mi esposo”, dijo.
Citando la intervención de Australia, las organizaciones de derechos humanos y las organizaciones de libertad de prensa, dijo que había un consenso creciente de que “lo que se le está haciendo a mi esposo es inhumano, que está sufriendo, que ha estado en prisión durante cuatro años por publicar información verdadera que revela el asesinato de inocentes y la criminalidad y la injusticia”.