Después de una campaña tumultuosa, en Guatemala los ciudadanos acudían el domingo a las urnas para elegir en segunda vuelta a su presidente y vicepresidente para los próximos cuatro años en la nación centroamericana, entre un defensor anticorrupción y una exprimera dama vista como aliada del gobierno saliente.
La elección en segunda ronda será una de las más observadas en los últimos tiempos debido a las dificultades e injerencia judiciales que ha enfrentado el proceso y que han puesto en alerta no sólo a la ciudadanía del país, sino también a la comunidad internacional, que ha denunciado el riesgo que corre la democracia guatemalteca.
La elección en Guatemala será entre la exprimera dama Sandra Torres, que mutó desde el centro hasta la derecha y se convirtió en aliada del saliente y profundamente impopular presidente Alejandro Giammattei, y que realiza su tercer intento de alcanzar la presidencia. Su oponente, Bernardo Arévalo, con el Movimiento Semilla de izquierda progresista, se subió a la ola de resentimiento popular hacia la política tradicional. Arévalo alcanzó un sorprendente segundo lugar en la primera elección.
El ganador tendrá como desafíos enfrentar problemas de corrupción, violencia y altos precios. Las mesas de votación abrieron sin reporte de problemas, aunque la magistrada del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Blanca Alfaro, denunció la víspera que ha recibido amenazas de muerte vía telefónica, y el domingo aseguró que podría presentar su renuncia al cargo debido a esa situación.
Arévalo, de 64 años, sufragó temprano, en medio de aplausos y vítores de seguidores. “Todo el mundo vaya a votar, vamos a votar temprano, vamos a votar con alegría, con tranquilidad; es el momento, es una fiesta cívica”, expresó.
Las últimas encuestas muestran el hartazgo de la sociedad con los políticos tradicionales que bajo el clientelismo han llegado a gobernar de forma corrupta e impune, según los expertos, lo que ha debilitado el Estado de derecho e impuesto una percepción de desesperanza en la sociedad. Muestra de ello es que Arévalo, en su primera participación como candidato presidencial, lleva ventaja de más del doble contra Torres, en la preferencia del electorado.
La elección del domingo marca el término de un proceso electoral accidentado desde su inicio, con la exclusión por parte del Tribunal Supremo Electoral y las cortes de justicia de candidatos populares que estaban en las preferencias del electorado, de retrasos en la oficialización de resultados debido a acciones legales de partidos perdedores y la continua intención de la fiscalía de bloquear la participación del Movimiento Semilla.
La primera ronda de votaciones generales del 25 de junio transcurrió relativamente tranquila hasta que los resultados mostraron que Arévalo, que según las encuestas estaba fuera de los primeros siete lugares de preferencia, obtuvo el segundo lugar. Ese hartazgo de la sociedad con sus políticos, dicen analistas, fue lo que influyó para que los jóvenes, el mayor electorado de Arévalo, lo posicionaran hasta donde llegó.
Pero llegar a una segunda ronda electoral no iba a ser fácil. Los partidos perdedores e incluso la Unidad Nacional de la Esperanza que promueve a Torres se aliaron para presentar acciones legales y pedir así una segunda revisión de las actas que contenían el recuento de votos y que detuvo la oficialización de resultados. Al realizar la segunda revisión se confirmaron los resultados.
Fue entonces que el Ministerio Público, sólo una hora antes oficializarse resultados, anunció que un juez suspendía la personalidad jurídica del partido de Arévalo, con lo que pretendía que este no pudiera participar en una segunda vuelta.
El juez Fredy Orellana ordenó suspender la personalidad jurídica a pesar de que la Ley Electoral y de Partidos Políticos que rige la época electoral lo prohíbe. Semilla obtuvo un amparo provisional y posteriormente fue definitivo y que asegura su participación. Sin embargo, la fiscalía ha dicho que seguirá investigado a Semilla por supuestamente recolectar firmas falsas para registrar al partido en 2018.
Guatemala es el país más poblado de América Central y la economía más grande de la región continúa luchando contra la pobreza y la violencia generalizadas que han llevado a millones de guatemaltecos a emigrar hacia los Estados Unidos.
Las dos visiones de los candidatos en Guatemala
Torres y Arévalo tienen visiones distintas de lo que la sociedad guatemalteca necesita. Mientras Torres, de 67 años y exesposa del expresidente fallecido en 2023 Álvaro Colom, apela por los valores conservadores y religiosos, también ofrece ayudas sociales y reducción en precios de la canasta básica.
Arévalo, diputado al Congreso y sociólogo, hijo del expresidente Juan José Arévalo (1945-1951 progresista) promete combatir la corrupción e impunidad que invade el país.
La batalla política no terminaría con la elección en segunda vuelta. Torres se ha apropiado de las acusaciones de la fiscalía y del fiscal Rafael Curruchiche que a cuatro días de los comicios puso en tela de duda el trabajo de empleados del TSE que levantan los datos del recuento de votos para publicarse, diciendo que su investigación mostraba que cuatro de 5,000 estaban afiliados a Semilla.
“Vamos a defender voto por voto porque hoy la democracia está en riesgo... se quieren robar las elecciones”, dijo Torres el viernes 18 de agosto en el cierre de su campaña, allanando el camino si los resultados no le favorecen.