“Aquí todo florece”, dice la imagen turística de Medellín, salvo la mariguana, amapola y demás plantas utilizadas para narcóticos, y ni siquiera existen narcolaboratorios, aunque es considerada la ciudad del narcotráfico por el estigma que sigue arrastrando, pese a que Pablo Escobar, fundador del Cártel de Medellín, está por cumplir 20 años de haber sido ejecutado.
“En Medellín no encontramos ninguna zona de narcocultivos, no hay cultivos ni producción de drogas. No tenemos zonas ni narcolaboratorios, exceptuando pequeños laboratorios artesanales de uno o dos kilos que quieran estar cristalizando en algunas comunas, pero laboratorios de la magnitud que se conocen en Colombia que son para exportar a Estados Unidos y Europa no se encuentran en Medellín”, afirmó Edwing Campeón Ramírez, profesional del equipo de Estrategia contra el Crimen de la Subsecretaría Operativa de la Seguridad de Medellín.
Desde la sala de crisis del Sistema Integrado de Emergencias y Seguridad de Medellín (SIES-M), el funcionario comentó, a medios internacionales, que ni siquiera hay presencia especial del Ejército, pues el trasiego atañe a fronteras, principalmente.
“Medellín tiene ese estigma de que es la ciudad del narcotráfico, porque, tristemente, fue la ciudad de Pablo Escobar, y donde desató toda esa estela de violencia que manchó y sigue teniendo consecuencias en la sociedad.
“En 1991, gracias a esa explosión del narcotráfico en Colombia, que prácticamente se asentó en Medellín, se llegó a tener una tasa de 395 homicidios por cada 100 mil habitantes. No se encuentra una tasa más alta en ninguna otra ciudad. Fue una violencia irracional que se desató porque el cártel en ese momento decidió declararle la guerra al Estado”, aunado a la guerra que sostenía con el Cártel de Cali.
La incidencia ha cambiado de forma drástica, pues 2022 cerró con 15 homicidios en promedio por cada 100 mil habitantes, y la mitad de ellos se deriva por conflicto de convivencia.
La ciudad no se encuentra exenta de crimen organizado, el cual se ataca mediante una estrategia de persecución de economías, rentas e investigación e inteligencia contra los operadores.
Sin embargo, Pablo Escobar sigue vigente, con su imagen o la frase “plata o plomo”, en llaveros, tazas, imanes, playeras y demás souvenirs que se ofertan a turistas, quienes también acuden a tours, con precios que van de 30 a 40 euros.